MÁGICO
Un buho se cuela en una casa como en Harry Potter y se posa en el árbol de Navidad
Una familia de Arlington, Virginia, vivió una experiencia única que parecía sacada directamente del universo de Harry Potter: un búho real irrumpió en su casa y se acomodó en el árbol de Navidad.
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En el universo mágico de Harry Potter, los búhos son más que simples aves: son mensajeros confiables de los magos, capaces de irrumpir en las casas para entregar cartas y paquetes. Algo digno del mundo de J.K. Rowling, ocurrió esta semana en Arlington, Virginia, cuando un búho decidió visitar a una familia y se instaló en su árbol de Navidad.
Savannah Burgoyne estaba cuidando a su bebé cuando escuchó un extraño ruido proveniente de la chimenea, según reportó NBC. Más tarde, su perro comenzó a aullar nerviosamente. Sin imaginar lo que estaba a punto de encontrar, Savannah entró en la cocina, donde se llevó una gran sorpresa: un majestuoso búho real la observaba desde la trona de su bebé.
Tras unos momentos de desconcierto, el ave extendió sus alas y voló hasta el árbol de Navidad. Con una gracia casi mágica, desplazó la estrella de la copa, para colocarse en su sitio. "Estoy sinceramente decepcionada de que no traía nuestra carta de Hogwarts", bromeó Savannah sobre la surrealista situación.
La mujer decidió compartir el momento con su esposo a través de una videollamada, mientras él llevaba a sus hijas, de tres y seis años, a sus clases de gimnasia. Rápidamente, Jason Burgoyne se puso en contacto con la Liga de Bienestar Animal de Arlington.
Al regresar a casa, Jason coincidió con el sargento Spencer Murray, quien había acudido al llamado. Aunque inicialmente esperaba encontrar a un pequeño pájaro confundido con un búho, lo que vio superó todas sus expectativas. "Entré y, para mi sorpresa, ahí era un búho real", relató el sargento.
Pese a que la familia abrió las grandes puertas del salón para facilitarle la salida, el ave parecía disfrutar de su inesperada visita. Voló entre la cocina y el árbol de Navidad, ajena a los intentos por invitarla a marcharse. Las niñas de la casa estaban fascinadas, especialmente la mayor, que seguía cada movimiento del intrépido búho con una mezcla de asombro y emoción.
Finalmente, al caer la noche, el ave decidió marcharse por su cuenta, dejando tras de sí una anécdota que los Burgoyne seguramente recordarán como una experiencia mágica e inolvidable.
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