Marina Yers se pone bótox a los 22 años y las redes se le tiran encima

Marina Yers ha protagonizado tantos momentos virales con sus ocurrencias que la capacidad de los que la conocen para sorprenderse es cada vez más baja. Pero, en esta ocasión, lo ha vuelto a lograr. Ha acudido a una clínica para someterse a un retoque estético nada habitual en las personas de su edad: la inyección de bótox para disimular y prevenir la aparición de las arrugas. La pregunta es: ¿quién tiene unas arrugas tan marcadas como para querer hacerse un tratamiento así, a los 22 años de edad?

Por supuesto, el hecho de que Marina Yers tenga 22 años significa que es una adulta hecha y derecha, y por tanto tiene derecho a hacer con su rostro y con su cuerpo lo que a ella le plazca. Pero no hay que olvidar que, como creadora de contenido con casi cinco millones de seguidores en TikTok, tiene una responsabilidad a la hora de publicar sus vídeos y de hacer sus declaraciones. Una gran parte de los seguidores de esta influencer está compuesta por mujeres menores de edad, y bien es sabido que la adolescencia es una etapa en la que los complejos con el físico afloran como nunca. Que este público reciba un mensaje de normalización del bótox a edades tan tempranas, sin avisar también de los riesgos que implica, es, como mínimo, cuestionable.

Tener líneas de expresión en el rostro es de lo más normal, y la mayoría de imágenes en las que alguien parece no tenerlas están retocadas o cuentan con una iluminación y un maquillaje que las disimula. Es muy importante informarse de los riesgos que conlleva cualquier tratamiento o cirugía estética, para reflexionar sobre si compensa o no someterse a ello, teniendo en cuenta el altísimo coste de su mantenimiento (la mayoría necesitan retoques posteriores, incluso las cirugías que parecen más definitivas). ¡Informarse es siempre la clave!

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