REVISTA NUEBO
Depresión Sonora: "Solo me siento representado por el género 'depresión sonora' o 'cumbia manchega'"
Con motivo de la publicación de 'El arte de morir muy despacio' nos sentamos con Marcos Crespo en un bar ambientado al más puro estilo 'Twin Peaks'. Todo encaja: David Lynch y el primer álbum de Depresión Sonora tienen más cosas en común de lo que podíamos imaginar.
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Marcos es un chaval de veintipocos años que creció en Vallecas y al que, como a tantos otros, la música le ha servido de escapatoria en diferentes momentos vitales. Aunque lleva tocando la guitarra prácticamente desde que era un crío, no fue hasta 2020, en el contexto de la maldita pandemia, que reunió el valor suficiente para subir sus canciones a una cuenta de Bandcamp sin demasiadas expectativas de que fuera a ocurrir algo con ellas. Cinco canciones, algo así como un MiniLP, entre las que se encontraba Ya no hay verano, suerte de himno del encierro que, propulsado por una adictiva base rítmica a lo New Order -inevitablemente en clave lo-fi-, reivindicaba la necesidad de escapar de una situación opresiva, prácticamente insoportable para un postadolescente que veía como los mejores años de su vida se le escapaban encerrado entre las cuatro paredes de la habitación: "Que me han dicho que este año ya no hay verano. Ya no hay diversión, que van a prohibir bajar al parque. [...] Yo solo pienso en salir de esta ciudad".
Milagros de la aldea global, esa colección de canciones comenzó a viralizarse en México, país en el que existe una amplia comunidad de adoradores del afterpunk y la música oscura en general. Depresión Sonora empezó a sumar números allí -aún mantiene al otro lado del Atlántico su mayor base de fans- hasta que llamó la atención de Sonido Muchacho, que de la mano de Carolina Durante, Sen Senra o Rojuu ha convertido la reivindicación generacional en todo un arte y en el principal modus operandi del sello en su empeño por reinterpretar el pop del siglo XXI. El flechazo era inevitable. Más o menos un año después de publicar aquellas primeras canciones como el náufrago que lanza al océano un mensaje en una botella, Marcos era profeta en su tierra.
A día de hoy Depresión Sonora ha publicado dos EPs -su homónimo debut (2020) que recoge aquellas canciones primerizas, e Historias tristes para dormir bien (2021)- y cuenta ya con medio millón de oyentes musicales en Spotify repartidos por varios continentes. "La mayoría de mis fans pertenecen a Latinoamérica, allí me escuchan bastante". El 4 de noviembre ve la luz su primer largo, nueve flamantes canciones cargadas de mensajes. "Es un disco conceptual, estructurado en tres partes. La primera es ese momento vital que se caracteriza por aprender a morir muy despacio, la etapa más infantil, cuando te empiezas a descubrir. Una segunda parte muy oscura y muy de desengaño, de estar hundido y ser autodestructivo. Y la última sería la resurrección, empezar a valorar lo que uno tiene y que no eres tan especial por las cosas malas que te ocurren, que simplemente eres uno más". Sus letras dejan atrás mundos ideales e historias Disney. "He llegado a sentirme incómodo con mis letras, que sacan a la luz facetas de mí que no sé si quiero mostrar. Pero al mismo tiempo todo eso me ayuda a desahogarme conmigo mismo".
Marcos niega su pertenencia a un género o movimiento musical concreto: "A mí el post punk me aburre. Ahora mismo solo me siento representado por el género 'depresión sonora' o 'cumbia manchega'. Aunque sí que te digo que me gusta mucho el rap y me encanta currar con raperos". Será por eso que para producir este álbum ha acudido a Miguel Grimaldo, un mito del rap español ya sea como componente de Urano Players -la formación que junto a Agorazein cambió para siempre el sonido urbano nacional hace ya algo más de una década- o por sus discos en solitario, brillantes compendios de punk, rap y experimentos electrónicos. Pero más allá de la ayuda técnica prestada por Grimaldo y el Antifan Harto Rodríguez, Marcos rehuye los feats. "Siento la movida tan mía que cuando hago una colaboración con alguien considero que no es mi mensaje y, por tanto, no me representa. No digo que no pueda hacer colaboraciones, pero me niego a ser el típico que saca una canción con alguien para acceder a los fans del otro artista y ganar pasta".
Una ética artística que ahora toca trasladar al directo. Este mismo mes de noviembre comienza una gira en la que, por supuesto, Depresión Sonora también visitará México. "Para mí es importante ver a la gente disfrutar de los conciertos y que lo compartan conmigo. Y mi idea es interpretar el disco tal y como ha sido concebido, en ese mismo orden".
POR: Sam Sallo
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