RIO BABEL 2022
Dani Martín triunfa en el Rio Babel escudado por Ginebras y Carolina Durante
La primera jornada del Rio Babel congregó a 17.000 personas en el concierto de Dani Martin que fue profeta en su tierra y sacó a Ginebras a cantar con él.
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Quien habló de la dificultad de ser profeta en la propia tierra desconocía el tirón en Madrid de Dani Martín y su legado de El Canto Del Loco, gran reclamo del inicio del festival Río Babel, donde ha reclutado a una capilla de feligreses tan grande como el Wizink Center como ya había hecho cinco veces en el último año en esta ciudad.
Unas 17.000 personas según la organización, la gran mayoría congregada para su concierto, no han querido perderse este jueves la apertura de esta cita que alcanza así su cuarta edición tras dos años de vacío por las restricciones de la pandemia y tras mudarse desde IFEMA, ocupado estos días por la cumbre de la OTAN, hasta La Caja Mágica.
Ha sido a partir de las 20 horas cuando este espacio que ya fue recinto festivalero con Download y las primeras ediciones del Mad Cool ha acogido la entrada del grueso de los asistentes, aunque la música llevaba sonando desde primera hora de la tarde con los artistas emergentes Anabel Lee, Chill Chicos y Travis Birds.
La tónica de inconvenientes instaurada en varios eventos multitudinarios de este verano obliga a destacar que Río Babel ha salvado su apertura con nota gracias a un acceso fluido y casi sin esperas en los servicios de hostelería y demás, así como por una oferta paralela como la de su carpa de monólogos cómicos en la que han intervenido referentes del público más joven como Inés Hernand, Eva Soriano y Carolina Iglesias.
"Gracias a todos los que habéis venido a vernos a nosotros y habéis pasado de Macaco o de Makoke", han bromeado con retranca ante una más que concurrida asistencia a la misma hora que actuaba el artista catalán unos metros más allá.
También Dani Martín ha probado que sabe dialogar tanto con los "centenials" como con esos coetáneos de la generación X que cruzaron de la adolescencia a la madurez con las canciones de su exbanda, El Canto del Loco, pequeños himnos que han demostrado vigencia transgeneracional y que, recuperados al fin en su repertorio en solitario, se han convertido en el gran atractivo de su gira "Qué caro es el tiempo".
Cuando a las 22,35 horas ha dado comienzo su "show" en el escenario principal con 'La suerte de mi vida' ya se ha percibido que, primero, se iba a corear tanto desde la pista como desde el escenario y, segundo, el lavado de cara al que ha sometido algunos de estos clásicos con cambios como un característico punteo a lo Extremoduro, del que el músico siempre se ha declarado admirador.
La pandemia y la necesidad de refugio en un tiempo más feliz impulsaron todo el catálogo de El Canto Del Loco, una necesidad de la que Martín, con su cresta punki, ha hecho virtud al retomar aquel material con una banda de seis miembros y un empaque roquero algo más crudo pero más potente que le sienta bien a piezas como 'Volverás' o 'Son sueños'.
'Puede ser' ha sonado poco después como filtrada por la autorradio de un descapotable que circula entre las polvorientas veredas de la melancolía, las mismas por las que ha transitado a continuación con el piano como motor una balada de su época en solitario como 'Qué bonita la vida"'.
"Es increíble que después de tantos años las canciones sigan generando esto", ha subrayado emocionado por la acogida popular de este "setlist" en el que se entremezclan temas de hace más de dos décadas con otros más cercanos en el tiempo.
Ha sido al abordar el más reciente de todos, 'No, no vuelve', cuando ha relatado las razones de esta gira: "(En la pandemia) me acerqué a las canciones que escribí para ECDL y pasó como cuando te reencuentras con alguien a quien has querido y no recuerdas por qué te enfadaste con ella, hasta darme cuenta de que forman parte de mi vida".
Ha habido más confesiones, como cuando ha contado que 'Portales' la escribió originalmente para Niña Pastori. "Con otra letra, pero menos mal que no le gustó", se ha felicitado al haberla retenido para sí.
Una acústica clara ha ayudado a conectar la emoción con la palabra, aunque un largo tramo intermedio demasiado reposado ha amenazado con lastrar el empuje inicial. El riesgo se ha desvanecido al enfilar el último tramo con 'Una foto en blanco y negro' y convertir lo que antes era pausa en adrenalínica celebración de la vida, especialmente tras más de hora y media de concierto con 'Zapatillas' en compañía de la banda Ginebras.
Pasada la medianoche han sido ellas quienes han tomado el relevo de una jornada a la que a horas más intempestivas aún ha echado el cierre Carolina Durante, cuyo directo se ha prolongado hasta las 3 de la mañana.
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