SALA BUT

Una incombustible Vega se reivindica en Madrid en su concierto más emotivo

La cantante cordobesa Vega presentó su nuevo disco IGNIS con un concierto de lo más emotivo en Madrid. Llovieron lágrimas y crisantemos en una noche especial en la que Vega estuvo arropada por sus fans que cantaron cada canción como si fuera la última.

Una incombustible Vega se reivindica en Madrid

Una incombustible Vega se reivindica en MadridJero Romero

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Llevar más de 20 años en la música, poder decir que vives de ello de forma independiente, llenando salas de concierto sin el respaldo de una gran discográfica, sin invertir en marketing y sin aparecer en las principales radios comerciales ni en las playlists más destacadas de los servicios de streaming, es un logro al alcance de muy pocos en la música española.

Una de esas pocas personas es Vega, una artista auténtica y sincera hasta doler, que dejó de hacer el indio, de andar en círculos, de esperar a que las cosas vayan a mejor mañana y de hacer cuentas atrás para, en su lugar, forjar su propio camino. Primero se convirtió en un lobezno, después en una reina pez, más tarde en un mirlo blanco y, finalmente, en una artista incombustible, alimentada por un fuego que nunca deja de arder.

La cantautora cordobesa presentó en Madrid su décimo disco de estudio, IGNIS, en una Sala But completamente abarrotada por sus seguidores más fieles, quienes la acompañaron en un emotivo concierto en el que la conexión entre público y artista fue una de las más intensas que se recuerdan en los últimos tiempos.

Vega interpretó las diez canciones de su nuevo trabajo, intercalándolas con algunos de los temas más potentes de su discografía reciente. La única canción que rescató de sus primeros cuatro discos fue Réquiem, incluida en La cuenta atrás (2011).

Cabe destacar que son muy pocos los artistas capaces de ofrecer un concierto dejando fuera la primera parte de su discografía, incluyendo algunas de sus canciones más populares, y aun así lograr que el público salga extasiado después de haber coreado cada tema.

Fue en 2013 cuando Vega lanzó su quinto disco de estudio, Wolverines, bajo su propio sello, La Madriguera Records, tras una primera década de carrera en grandes discográficas en las que no era completamente libre.

A la entrada del concierto se repartieron crisantemos, y fue emocionante ver al público agitarlos en momentos clave mientras coreaban canciones poderosas como Incondicional, Leviatán o Crisantemos, mis favoritas de su último álbum, que sus seguidores se sabían de principio a fin.

La temperatura, tanto emocional como real, estaba por las nubes, y la propia Vega tuvo que cambiar de vestuario a mitad del concierto para no desfallecer por el calor. La cantante estuvo arropada por la sólida banda que grabó el disco, con Ricky Falkner al frente, junto a Xavi Molero, Víctor Valiente, Dani Ferrer, David Soler y Angie Fernández, quien además fue la telonera de la noche.

Fue un concierto de pop rock emotivo, lleno de fuego, fuerza y lágrimas. En un momento de la noche, Vega se derrumbó, abrumada por la intensidad del show, en el que lo que más brillaron fueron sus letras y melodías, siempre cargadas de significado.

Me emocionó especialmente El Alud y cerró por todo lo alto con Bipolar, "He reído, llorado y gritado en un solo segundo. Ante el ruido, mi mente ha huido buscando refugio" y La reina pez, "Yo debo seguir río arriba si lo que pretendo es mi felicidad".

"Soy una privilegiada, decidiendo qué más puedo hacer con estos 22 años de amor y duelo desbordándose en un corazón chiquito, que bombea tan fuerte que se me sale por la boca", confesaba la cantante en sus historias de Instagram al día siguiente del inolvidable concierto.

Ojalá Vega siga teniendo su espacio en la música durante muchos años y nos continúe regalando su arte musical, tan verdadero como poderoso.

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