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Vivieron la Guerra Civil, partieron para el exilio en Francia y allí les sorprendió la Segunda Guerra Mundial

Aquellos gallegos deportados a los campos de exterminio nazis durante el franquismo

Galicia está realizando un trabajo ejemplar para que los exiliados españoles que acabaron deportados a los campos de concentración nazis sean sacados de las fauces del olvido.

-Auschwitz

AuschwitzHolocausto

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La desmentida neutralidad española en la Segunda Guerra Mundial es probablemente la causa principal de la vergonzosa invisibilidad de los españoles en los campos de exterminio nazi.

Incluso la celebrada exposición sobre Auschwitz en Madrid, visitada por más de 600.000 personas y que en mayo llegará a Nueva York, no contemplaba esta parte de la historia hasta que la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se quejó sobre ello.

Es más, estaba plagada de errores, como que murieron 3.500 españoles en Mauthausen cuando se conoce que fueron 4.816 (de los 7.532 hombres, mujeres y niños españoles encerrados allí).

Tampoco había mención alguna a la responsabilidad del ministro franquista Serrano Suñer en la deportación a Mauthausen de los miles de españoles exiliados a Francia tras la Guerra Civil y que fueron capturados por los nazis en la invasión de ese país.

El papel del ministro de Gobernación es clave para el desmontaje de la supuesta neutralidad del régimen de Franco, pues a la pregunta del III Reich sobre qué debían hacer los prisioneros españoles, la respuesta fue que “no había españoles fuera de España”. Y así es como se dio vía libre a una nueva masacre.

El fotógrafo Francesc Boix estuvo allí y por fin su historia se cuenta gracias a un libro, un cómic, un documental, una película y una exposición, que no recibirá los 600.000 visitantes de la de Auschwitz, pero su modestia y su itinerancia destapa una historia todavía oculta que solo se puede contar a un nivel muy micro: activando la respuesta de los descendientes que puedan guardar recuerdos y documentos que sirvan para reconstruir esta historia aparcada.

El cómic, escrito por Salva Rubio, fue publicado antes en Francia que en España, y fue el Gobierno francés quien en 2017 trasladó los restos de Boix al cementerio parisino de Père-Lachaise para rendirle homenaje por su lucha contra el nazismo. Es más, si no hubiera sido por el trabajo independiente del mayor experto español sobre Mauthausen, Benito Bermejo, toda esta maquinaria cultural no se habría puesto en marcha.

La base de datos que creó junto a Sandra Checa en 2006 es la que se puede consultar en el Ministerio de Cultura. Por rematar con un último dato temporal que sirve para ubicar en qué momento España ha comenzado a aceptar este pasado, basta decir que José Luis Rodríguez Zapatero fue el primer presidente del Gobierno español en realizar un homenaje oficial a los republicanos víctimas del nazismo; sucedió en Mauthausen en 2005.

Las fotos de Boix están recorriendo las ciudades y aldeas gallegas gracias a la ARMH no solo con el objetivo de divulgar, sino con el especial interés de excitar la espita de la memoria en los descendientes para ayudar a completar un puzzle del que se desconoce las formas de las piezas.

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“La ciudadanía, en general, no sabe que hubo deportados españoles, y si los hubo creen que eran judíos o que eran españoles que ya vivían en Francia. Por supuesto, sobre gallegos el conocimiento era casi inexistente. Ni en los medios ni en los libros de texto se hace referencia a ellos”, explica rotundamente Carmen García-Rodeja, de la ARMH.

Hace año y medio, la asociación a la que pertenece, la más importante del tejido memorialista español, decidió que los deportados merecían ser visibilizados y honrados.

“No se había abordado el tema en toda Galicia más que en investigaciones parciales, por lo que acordamos empezar a comprobar las listas que se habían hecho en el ministerio de Justicia para cotejar nombres, datos y partidas de nacimiento, así como revisar los casos de campos en los que los españoles eran menos numerosos”. Dividido el trabajo por provincias, los colaboradores voluntarios de la ARMH escarban cada dato para pasar del número a la historia.

María Torres es una de esas investigadoras. Ella se ocupa de los 38 deportados a los campos nazis de la provincia de Pontevedra. “Se trata de un trabajo riguroso para intentar reconstruir, en la medida de lo posible, sus historias personales y su implicación en la lucha contra el nazismo, algo que hasta la fecha no se ha realizado, siendo unos completos desconocidos para los ciudadanos de Galicia y España”, explica.

“En mi investigación intento reconstruir sus historias desde el momento del nacimiento hasta su muerte, bien en el campo o después de la liberación. Se trata, en definitiva de devolverles la humanidad que les robaron los nazis y honrar su memoria”.

Se trata de un trabajo largo y laborioso para el que rastrean un gran volumen de documentación ubicada en archivos de distintos países (España, Francia, Noruega, Alemania y Estados Unidos), además del esfuerzo por localizar a los familiares para que aporten la historia oral y las fotografías o documentos que puedan haber guardado.

Otro de esos aventureros del archivo y la memoria es Heladio Anxo Fernández, quien junto con otras tres personas están encargados de sacar a la luz las biografías de los 38 deportados de Ourense.

“Lo más gratificante es encontrar nietas o bisnietas que mantienen vivo el recuerdo de sus parientes, desaparecidos hace casi 80 años”, explica.

“En general la memoria histórica reciente fue un asunto de especialistas durante la Transición. Y aún hoy creo que no ha superado esa barrera, no ha tenido impacto social. Cuando hablas con la gente, cuando damos charlas, no dejamos de sorprendernos con la ignorancia sobre los deportados republicanos, y más cuando ese desconocimiento se evidencia en personas cultas”.

“En más de una ocasión te preguntan si eran judíos”, añade.

María coincide con Heladio en la sorpresa antes el “desconocimiento generalizado” ya que “los deportados son los grandes olvidados”.

“La mayoría vivieron la Guerra de España, partieron para el exilio en Francia y allí les sorprendió la Segunda Guerra Mundial. Estos hombres y mujeres que son héroes en Francia, para España son seres ignorados. Jamás ha existido un reconocimiento a nivel estatal a estos españoles que lucharon contra el fascismo y por la libertad. La ‘modélica transición’ y la ‘democracia’ cubrieron su lucha y su memoria con un velo de indiferencia”, reflexiona Torres.

“Durante décadas, se nos adoctrinó con que España no había participado en la Segunda Guerra Mundial y nada más lejos de la realidad. Los españoles tuvieron participación en esta contienda, combatieron en Europa, en la URSS, en el norte de África, muchos de ellos se unieron a la Resistencia, liderando grupos de maquis. Y una parte significativa fue apresada por los nazis y confinada en los campos de concentración del III Reich”, añade.

Estamos hablando de casi 200 gallegos -78 de A Coruña, 42 de Lugo, 33 de Pontevedra y 38 de Ourense- que cuantitativamente no son muchos respecto al cómputo general. Lo significativo es el gran esfuerzo que se está haciendo en esta Comunidad Autónoma por conocer las circunstancias de cada uno de ellos. Alrededor del 60 por ciento de ellos dejó su vida en los campos nazis.

“Nuestro objetivo es buscar la mayor información posible, localizar familiares y, hacia el otoño, solicitar a los ayuntamientos la realización de actos de homenaje, entre los cuales puede estar la declaración de hijo predilecto y un monumento conmemorativo”, aclara Heladio.

El exilio gallego se realizó por rutas y etapas. “En los primeros momentos, hubo una huída de gallegos a través de la frontera portuguesa y de allí a la zona republicana o a América, pero muchos fueron devueltos por la policía política salazarista”, explica Xosé Álvarez Castro, autor del libro “Pontevedra nos anos do medo”.

“Otra vía de escape fue la marítima y fueron numerosos los barcos de pesca que llevaron a huidos, algunos hasta Francia donde serían internados más tarde cuando la ocupación alemana en campos de concentración nazis. También se utilizó el recurso de pasarse al ejército republicano mediante deserción cuando estaban sirviendo en el ejército franquista entre otras formas de salida. Luego de estar en la zona republicana, cuando la derrota, ya pasaron a Francia”.

Para los gallegos exiliados no fue lo más habitual acabar en los campos nazis, pero, de entre los refugiados en el país galo, sí que un alto porcentaje se integró en la resistencia contra la ocupación, o formando parte de la guerrilla antifranquista que actúa en la zona los Pirineos. “Hay constancia de un pontevedrés, Ramón Otero, que participa en la invasión del valle de Arán”, puntualiza Álvarez Castro.

Por fin, la investigación se está intensificando. “Es en los últimos años cuando empieza a haber estudios sistemáticos sobre ellos, anteriormente nos centramos más en las víctimas de la represión franquista en España”, recuerda Xosé Álvarez Castro.

Aunque en Galicia se había abierto una vía a finales de los años setenta y principios de los ochenta, la de Mercedes Núñez Tanga: “una mujer deportada, sobreviviente de Ravensbrück, que intentó con los medios que tenía a su alcance, realizar un censo de deportados gallegos. La muerte impidió que finalizara su tarea”. También es una referencia el trabajo de Carlos Hernández de Miguel, plasmado en el libro "Los últimos españoles de Mauthausen" y el cómic "Deportado 4443” sobre su tío, Antonio Hernández Marín.

El otro frente abierto sería el de la reparación, donde el sector público, más que un papel, están jugando un papelón, en su sentido peyorativo, según los investigadores. “El papel de las instituciones fue y aún es vergonzoso. En general, los gobiernos y demás organismos han tenido un trato indigno con todas las víctimas del fascismo, despreciándolas, haciéndolas invisibles o sospechosas para la ciudadanía. Es decir, procuraron hace inútil sus muertes y sufrimientos”, dice Helado Fernández.

Se espera de los ayuntamientos gallegos que hagan homenajes palpables como actos, declaraciones de hijos predilectos o monumentos conmemorativos.

El 19 de marzo de 2018, a instancia de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, el Parlamento de Galicia realizó una declaración institucional firmada por todos los grupos políticos y un acto de homenaje al que acudieron muchos familiares. Se han solicitado homenajes similares a las provincias pero “no han contestado ni de Orense, ni de Pontevedra, en Lugo se hizo una adhesión al texto que hizo el Parlamento y nada más y en Coruña estamos pendientes del homenaje que esperamos sea en marzo”, aclara Carmen García-Rodeja.

Además, tienen la vista puesta en conseguir placas con los nombres en los lugares en los que nacieron, así como en Mauthausen y los campos del terror en los que sufrieron el horror por ser republicanos españoles.

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