Enseñan los valores de la caza a menores de 6 a 12 años
Así son los campamentos de verano donde enseñan a cazar a niños
“Monstruoso”, “miserable”, “bárbaro”… Los comentarios en la página de Facebook de la Plataforma No a la Caza (NAC), que lucha por la abolición de esta actividad en España, se sucedían bajo la imagen de dos niños de apenas 10 años armados, ataviados con indumentaria de caza y mostrando a la cámara varias perdices muertas a modo de trofeo.
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La plataforma colgaba dicha fotografía para denunciar uno de los cursos que organiza la Federación de Caza de Castellón, orientado a niños de entre 6 y 12 años, y que tendrá lugar los días 25 y 28 de junio. Una ocasión, según los organizadores, para “trasladar los valores y las iniciativas que los cazadores aportan a la sociedad durante el año y que los niños tengan claro la importancia de la preocupación y el cariño que hay que tener con los animales”.
¿Cómo convive ese cariño y esa preocupación con el hecho de enseñar a los más jóvenes a matar a esos mismos animales? Es la pregunta que se hacen los defensores de los derechos de los animales, que ven en este tipo de cursos, extendidos por toda España, una aberración a perseguir en aras de la defensa de la protección de la infancia.
“Lo que intentan es inculcar la caza entre las nuevas generaciones”, opina David, uno de los portavoces de NAC. “Como todo sabemos, el número de licencias está descendiendo de manera notable en toda España. Desgraciadamente no se trata de algo anecdótico: hay muchos campus de este tipo en España. A los niños se les da paseos por el campo y se les da charlas alabando los supuestos beneficios de la caza. Todo, con argumentos falsos y fácilmente desmontables”.
Aunque, en teoría, los menores de 14 años no pueden portar armas, en opinión de David “la ONU y el Comité de los Derechos del Niño deberían posicionarse, al igual que han hecho con la tauromaquia, para que a los niños se los aparte de estos actos violentos y peligrosos”.
Desde la Federación de Caza de Castellón la versión es otra. “Organizamos estos campus todos los años, y los padres siempre quedan encantados. No se trata de enseñar a disparar, sino de que los niños entablen un contacto con la naturaleza y conozcan el trabajo de las sociedades de caza”, explica Antonio Museros, presidente de la Federación.
Dicho trabajo es, según Museros, muy variado. “Los niños van a visitar las siembras, los puntos de agua de un coto, aprenden cómo se mantiene…. Además, se hacen talleres de huellas de animales, para aprender a distinguirlas. Tienen ocasión de conocer a los perros de rescate de los bomberos de la diputación, reciben un curso de cetrería para ver de cerca a las aves rapaces, visitan una granja escuela e incluso hay un club de agility en el que pueden acariciar a los perros”, explica.
Montse, también parte de la plataforma NAC, conoce bien el mundo de la caza: vive en un pequeño pueblo de Toledo en el que la actividad cinegética es parte esencial del día a día. “Estos cursos no son más que un lavado de cerebro. Trasladan a los niños a una idea perversa: que se ama a los animales matándolos, y lo hacen utilizando mentiras y falacias como el control de especies”, denuncia.
“La caza no controla nada”, asevera Montse. “Hasta el 50% de los animales a los que se da muerte en el monte provienen de granjas cinegéticas, de las que se han contabilizado hasta 3.000 en España. Crían animales que luego introducen en el monte para poder acribillarlos a tiros por deporte. Para los niños es importante desarrollar la empatía hacia los animales de cara a tener una sociedad mentalmente sana. La violencia nunca puede ser la vía para obtener nada bueno”.
Antonio Musero se defiende de las críticas. “Entiendo que los animalistas tengan su postura. Pero tenemos todo el derecho a transmitir a todo el mundo lo que hace una sociedad de cazadores, que no es otra cosa que cuidar de la naturaleza. Porque nosotros nos encargamos del monte durante todo el año, cuando no va nadie. Y eso hay mucha gente que no lo sabe, empezando por los propios animalistas”.
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