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¿CÓMO SON JÓVENES DE ORIGEN CHINO NACIDOS AQUÍ?

Así son los chiñoles: nacidos en España de padres chinos

Calle Lavapiés. Una de la mañana. Un grupo de jóvenes se acercan a una joven china que camina calle arriba y le espetan: "¿Selvesa a un euro?". La joven se les encara y les suelta, con marcado deje madrileño: "Cerveza a un euro no, pero una hostia gratis sí que tengo". Más tarde, descubro que esta es una frase típica, como una muletilla, que muchos chiñoles tienen preparada en la recámara para cuando alguien se acerca a hacerles la preguntita de marras.

-Chiñoles

ChiñolesLaura C. Vela

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Chinos por fuera, mezcla aleatoria por dentro, los chiñoles son los hijos de familias chinas que nacieron ya en España o llegaron muy pequeños. Los hay de segunda generación, de generación 1,5, y ya empieza a haberlos de tercera. Son canarios que se comen las eses y sesean, granaínos con mala follá, madrileños que arrastran su ejque y que se han vestido de chulapos en el cole más veces que tú y que yo.

Sin embargo, cada día se encuentran con que la visión que produce su aspecto está sujeta a clichés. El chino gracioso, que no entiende español, del que uno se puede mofar, que come perro, que no pronuncia la erre... A pesar de que todos los entrevistados llevan esta sarta de imbecilidades con resuelto buen humor, no debe ser fácil en según qué edades y en según qué días.

Más andaluz que chino

Si obviamos su aspecto, Felipe es un granaíno de pies a cabeza. Nació en España, y sus padres decidieron ponerle el nombre del entonces príncipe Felipe. "Mis padres decidieron centrarse en el trabajo y yo me crié con una familia granadina, así que me siento más español que chino. De hecho, no sé hablar chino siquiera", reconoce.

Sí que recuerda que en el colegio se le medía por un rasero distinto que a los demás. "Si me hacían alguna broma y yo me la creía, se aferraban a la expresión 'engañar como a un chino'. Estaba esa parte del cliché del chino medio tonto, que no se entera. Sin embargo, cuando hacía algo muy bien o alguna asignatura se me daba bien, decían 'Ah, claro, es que eres chino'".

En general, asegura que le resulta extraño que le recuerden constantemente que es chino, sintiéndose él tan de España. "Es raro, como vivir siempre con algo encima que no te representa".

Soy canario coreano

Chung, cuyo nombre completo es Seon Jing Chung Kan, a diferencia de Felipe, además de a la escuela normal de entre semana, acudía los sábados a una escuela coreana en la que que se enseñaba a los niños coreanos que viviesen en Las Palmas de Gran Canaria lengua, historia y literatura de su país de origen, con el fin de que no perdieran sus raíces.

Aunque este artículo verse sobre los chiñoles, la experiencia de Chung, de familia coreana, es muy similar a las de otros entrevistados, ya que los españoles tenemos esa costumbre de amalgamar cualquier rasgo oriental bajo el nombre de chino. Lo mismo nos da que sea coreano, japonés o chino. Todo lo unificamos, provocando en muchas ocasiones la ofensa del que es nombrado así.

Muchas personas orientales de segunda generación se han sentido señaladas y distintas a lo largo de su infancia, porque su aspecto físico siempre llamaba la atención y en ocasiones provocaba un trato diferente. En algunos casos, al crecer, la situación se subvierte, considerando la diferencia como una virtud.

Actualmente, a Chung le encanta viajar a Corea, pero cuando va a allí echa de menos sentirse especial, distinto. A pesar de mantener contacto con sus raíces y hablar coreano perfectamente, Chung posee unos rasgos de carácter y un acento tan canarios, que rápidamente la gente lo identifica como tal.

Cuenta entre risas que a veces se siente como la oveja negra de los coreanos. "A otros niños coreanos que vivían en Las Palmas les gustaba jugar a las maquinitas, y a mí me encantaban el surf, la bici, estar por ahí".

Reconoce que las cosas han cambiado mucho en una sola generación: "Por ejemplo, sé que mis padres desearían que me casase con una coreana, pero esto es algo poco probable, salvo que se trate de alguien como yo, que no vive según los dictados de la tradición. Sí que tuve una relación con una coreana que pensaba como yo, pero, en general, he salido con mujeres que no eran coreanas".

Criado en Madrid

Xin Wu Yeng, taiwanesa de aspecto, pero madrileña de crianza, corazón y acento, también ha roto, como sus hermanas y muchas otras mujeres chinas criadas en España, algunos de los clichés internos de la propia cultura.

"Es una cultura muy machista, y mis hermanas y yo hemos dado mucha caña con eso. Nuestros padres, en un principio, no aceptaban que nos fuéramos a vivir con nuestros novios sin casarnos, y en la adolescencia teníamos que estar muy temprano en casa, pero ya se han ido acostumbrando a que las cosas son distintas".

Xin pone el acento sobre los problemas de las distintas comunidades chinas que hay en España.

"No es lo mismo tener una tienda de alimentación, que pertenece a una mafia a la que le está pagando una deuda, y que hayas llegado a esa situación porque eres pobre, que haber montado un restaurante chino en los 80 y vivir en el barrio de Salamanca. El trato que vas a recibir no es el mismo", aclara con gravedad.

Relata que en mucha ocasiones ha tenido que plantarle cara a un grupo de adolescentes que se burlaban de un chino que vendía latas de cerveza por la calle. Pone el acento sobre el humor tan arraigado que hay en España sobre los chinos. "Martes y 13 ya lo hacían, es algo que ha estado siempre ahí, hasta el punto de que incluso entre gente maja y tolerante no está mal visto meterse con los chinos", se queja.

Racismo oriental

Aunque, y eso lo tienen claro los propios entrevistados, resulta muy triste que los primeros en caer en racismos son los propios orientales. Tanto Xin como Chung explican que en su familia se les ha transmitido ese reparo por los que no eran taiwaneses o coreanos, como sus respectivas familias.

Hay un odio recíproco, multidireccional entre chinos, japoneses y coreanos. Esta cuestión les incomoda. Xin se siente particularmente dolida cuando recuerda que esta manía por el resto de orientales es algo que se aprende en la familia.

"Nos lo han transmitido siempre. Nosotros somos taiwaneses y a los chinos hay que odiarlos. Es espantoso. Es algo histórico, ahora es una cuestión política, pero, ¿por qué nos ensuciamos de eso nosotros, que estamos libres de ello, que nos hemos criado en España? ¿Por qué vamos a perpetuar ese odio?".

Chung recuerda entre risas, con su marcado acento canario que a lo largo de la infancia y la adolescencia se molestaba enormemente cuando tenía que aguantar constantemente que lo llamaran chino, siendo él de una familia coreana que le había transmitido esa enemistad con los chinos.

"De adolescente me atormentaba mucho eso, hasta que un día me desperté de resaca, me vi en el espejo y me dije: "¿Qué hace ese chino en el espejo?" Ahí me reconcilié con todo eso".

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El término chiñol lo definió por primera vez Shaowei Liu, emprendedor español de origen chino, en la web Chinos de Segunda Generación en España (chiñoles). Liu acuñó este término porque pensaba que no encajaba ni como chino ni como español. Actualmente, existe un grupo de Facebook que complementa la web.

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