LA REVOLUCIÓN DEL AMBIENTE LGTB+ EN MADRID
¿Chueca puede morir?
El auge del coste de la vida y la progresiva elitización en el barrio, así como la existencia de otros lugares de ambiente LGTB+ y el cambio generacional son factores por los que algunos que vivimos la Chueca más amable y combativa nos hayamos planteado su muerte. ¿Está muriendo Chueca? ¿Puede acaso morir tal símbolo? Charlamos sobre ello con Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz, autor de 'Cuando muera Chueca', y Diego Feijoo, conocedor del barrio.
Publicidad
Hace solo unas semanas, antes de las celebraciones de Navidad y con el cielo de Madrid ya adornado por las luces festivas, paseaba con un par de amigos por Chueca. En aquel momento, sin ninguna razón aparente, me asaltó una sensación nostálgica.
Yo, que supero los 30 en un par de dígitos, he vivido ritos de paso en esas calles, pero ahora siento que conecto con ellas más a través del pasado que del presente. Es un sentimiento generacional, sí, fruto de cierta madurez, pero también de la evolución del barrio, e incluso de la del propio colectivo LGTB+ al que tan bien ha representado durante años.
Siento, además, que es un debate compartido por muchas personas de la comunidad. ¿Es que está muriendo Chueca? ¿Ha muerto ya? ¿Puede siquiera llegar a morir un símbolo tan político?
Planteamos esta reflexión con Ignacio Elpidio Domínguez Ruiz, autor del libro Cuando muera Chueca (Egales), y con Diego Feijoo, cofundador del medio Orgullo de ser, que vivió los años más felices y combativos del barrio.
Pero esta historia también hay que contarla desde el principio. ¿Cuándo nació Chueca como un barrio LGTB+? "El paso de Chueca a un lugar tan conocido puede documentarse en torno a los 80 del siglo XX.
Empieza a hablarse en medios de Chueca como zona cada vez más significada por la concentración de unos locales que al principio habían estado más extendidos", comenta Ignacio. Entre los factores, "se pueden distinguir dos caras, una dimensión política e individual, ante todo decisión voluntad y deseo de visibilidad, y una dimensión económica, que es ante todo precios y exclusión en el resto de la ciudad".
En Chueca convergieron personas LGTB+ que huían de otros lugares, en ocasiones de origen, donde habían sido rechazados, atraídos por la accesibilidad de la vivienda, pero también por los negocios de sensibilidad afín que surgieron: por ejemplo, la librería Berkana, de Mili Hernández.
"Ella puso en Chueca la primera bandera arcoíris. Los símbolos hicieron que el barrio fuera conocido a nivel mundial", explica Ignacio.
De los orígenes a la 'elitización' del barrio
Hoy el factor económico es muy criticado por la 'elitización' de Chueca, pero también es clave para entender su consagración como un icono LGTB+.
"Ha tenido el papel de un arma de doble filo, como consecuencia del mercado inmobiliario y la dependencia del sistema capitalista. El barrió nació en las horas bajas de una zona que ya había vivido carios ciclos de subir y bajar precios, pero también de prestigio, popularidad y población", apunta Domínguez Ruiz.
El éxito de Chueca, sobre todo en la pasada década, también en el escenario del turismo internacional, supuso un aumento del coste de la vida. Por ejemplo, el progresivo auge del precio del alquiler ha acabado echando del barrio a persona que antes residían allí, o ha impedido encontrar en él una oportunidad a jóvenes LGTB+ que se trasladan a Madrid tras marchar de otras ciudades de provincias.
Podríamos decir que en Chueca quedan los miembros más pudientes del colectivo, normalmente hombres blancos gais. Para muchos, ese ha sido el primer síntoma de su muerte.
Pero la economía es solo uno de los motores de Chueca. También existe el político, e incluso el generacional. Le preguntamos a Ignacio si cree que la legislatura de Zapatero, que aprobó la ley del matrimonio homosexual, e iconos combativos como Pedro Zerolo o Carla Antonelli, son claves en esa Chueca simbólica de la que hablamos.
"No es que lo crea, es que no tengo duda alguna. Estas y otras personas, pero también películas como 'Fuera de Carta', 'Chuecatown' o 'Reinas' contribuyeron a que Chueca, Madrid y España tuvieran mejor posicionamiento como lugares de diversidad sexual y de género", afirma rotundo.
Pero además plantea que parte del colectivo LGTB+ está encontrando refugio en otros lugares de activismo, sobre todo Lavapiés. "Su relación con la comunidad es tan antigua como la que existe con Chueca, con la diferencia de que los símbolos, la jerga y la forma de hacer activismo de las grandes organizaciones y del ambiente festivo y de ocio han hecho que Chueca fuese mucho más visible", sostiene Ignacio.
Otros refugios para el ocio y el activismo
"Viniendo de una aldea y de vivir en ciudades pequeñas, recuerdo Chueca como de película. Suponía la posibilidad de salir de fiesta sin miedo y tener la posibilidad de conocer a personas como tú fuera del armario", rememora Diego Feijoo sobre sus primeros años en Madrid.
Hoy, en plena treintena, lo ve diferente: "Ahora Chueca supone recuerdos más que experiencias, probablemente porque con los años esos amigos que salíamos juntos de fiesta hemos crecido y nuestros planes se limitan más a cenar o tomar café que a ir a una discoteca. Asociamos Chueca exclusivamente con la noche".
Diego hace referencia a un factor clave para entender la forma en que se relaciona el colectivo LGTB+: los lugares de fiesta como espacios seguros para la comunidad, algo que muchos reivindicaron con especial vehemencia tras la matanza en el pub Pulse, de Orlando. "Está claro que una discoteca de Chueca es un espacio más seguro que una en otros lugares, pero debemos expandir horizontes, no relegarnos a los mismos lugares".
Dicho de otra manera, en palabras de Diego, "Chueca ya no está de moda y está en decadencia clara. Creo que las nuevas generaciones LGTB+ lo ven como algo desfasado, de gente mayor, e incluso esa gente mayor ahora prefiere ir a otros lugares. Además, es cierto que hay locales de ambiente en otras zonas y barrios, como Lavapiés o La Latina".
Esta brecha generacional la podemos ver en el éxito de discotecas LGTB+ fuera de Chueca y en la forma de relacionarnos, con el auge de las apps de ligue, por ejemplo. No obstante, Feijoo no considera que la muerte de Chueca que él ya da por efectiva sea un motivo para la preocupación. Tampoco cree que haya que relacionarla con el activismo.
"Las nuevas generaciones están muy comprometidas con los temas sociales y más informados de lo que estábamos los nacidos en los 80. Creo que es importante que se logre visibilidad en sitios más diversos. Mientras exista homofobia en el mundo, lucharemos por nuestros derechos y por nuestro espacio en la sociedad", concluye.
Publicidad