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Mucho del drama de la inmigración ya lo contó 'Coco'.

Coco ya es un icono contra la política de Trump que separa a niños inmigrantes de sus padres

Meses después de su estreno, con su llegada al vídeo bajo demanda estadounidense, la última gran película de Pixar ha vuelto a la actualidad también por motivos políticos. ¿Por qué? Porque además ha coincidido con la polémica política inmigratoria de Trump que ha separado a más de 2.000 niños de sus padres. Mucho del drama de la inmigración ya lo contó 'Coco'.

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Son bonitas y misteriosas las casualidades que llevan a una película, a una serie, a una canción o a un personaje a convertirse en símbolos políticos. En muchas ocasiones también son tristes.

Hace unas semanas os contábamos cuáles fueron las que coronaron a Harry Potter: en plenas movilizaciones por el control de armas en Estados Unidos, tras la matanza en un centro escolar de Parkland, en Florida, los jóvenes activistas del movimiento Never Again comenzaron a usar referencias al universo mágico creado por J. K. Rowling.

Así es cómo los adolescentes quieren cambiar el mundo, a golpe antisistema de Alohomora. Algo similar ha sucedido con otro título que ha calado con fuerza en el imaginario popular reciente, también con un indudable sentido anti-Trump: 'Coco', una película sobre familias y fronteras, es hoy más importante que nunca.

Es el acercamiento que Jia Tolentino, redactora de The New Yorker, realizó hacia 'Coco' en una inspiradora crítica publicada hace unas semanas. La cinta de Pixar, estrenada a finales de octubre, coincidiendo con el Día de los Muertos en México, saltó al catálogo de Netflix EEUU el pasado mayo, justo cuando entró en vigencia la política inmigratoria de Trump que permitía a la Administración separar a los inmigrantes indocumentados de sus hijos.

En ese momento, el éxito de la compañía de animación cobró un nuevo significado. Merece la pena hacer memoria y recordar que 'Coco' es la película número 19 de Pixar, que ha recaudado en el mundo más de 800 millones de dólares y que ha ganado dos Oscar (Mejor película animada y mejor canción), pero sobre todo que es a la vez un hito y un homenaje a la población y a la cultura mexicanas.

La frontera y la separación

'Coco' es la primera película de Pixar liderada por un protagonista que no es blanco, Miguel, un niño mexicano. Producida por Lee Unkrich y Adrian Molina, veteranos de la animación, está además ambientada en un pueblo mexicano en una fiesta a la que ellos guardan gran respeto, el Día de Los Muertos.

Allí no es como Halloween, sino una fecha feliz para reencontrarse con el recuerdo de los que murieron y celebrar en el cementerio. Es cuando Miguel decide huir de casa porque le han prohibido ser músico, como su tatarabuelo, que les abandonó para seguir su carrera de estrella.

Y sin saber muy bien cómo se planta allí, en el País de los Muertos, que ese día viajan al de los vivos para caminar entre sus familiares. Entre la alegre tristeza de 'Coco' y sus guiños culturales hay dos ideas que cobran gran importancia: la frontera y la separación.

Es algo que ya estaba en la producción, el concepto de la frontera, muy relevante no solo en la relación entre México y Estados Unidos, sino también en los retratos que la cultura popular ha hecho de ella, desde la mítica película 'Sed de mal', de Orson Welles, a 'Babel', de González Iñárritu, pasando por la serie 'The Bridge'.

En 'Coco' aparece cuando Miguel llega al País de los Muertos y se empeña en reencontrarse con su abuelo, y es el puente que los Muertos deben cruzar para pasar su Día con los vivos. El pequeño se encontrará con dificultades para pasar al otro lado (una mofa de la dura burocracia aduanera), pero también las tienen los espíritus que no lo pueden hacer porque sus familias no les han convocado, o porque ya no los recuerdan, la maldición que Miguel descubrirá más tarde. La frontera y la separación son lo mismo en 'Coco'.

La política inmigratoria de Trump

Que Miguel sea un niño atrapado por los trámites burocráticos del Más Allá fronterizo no deja de ser un triste augurio de lo que está sucediendo ahora mismo. A comienzos de mayo, medios norteamericanos como CNN recogieron que la Administración Trump había dado luz verde a la política inmigratoria que permitía detener a inmigrantes indocumentados que intentaran cruzar la frontera, incluso aunque pudieran solicitar asilo, para procesarlos automáticamente según las leyes criminales de Estados Unidos.

Significaba que, si viajaban con niños menores, los separarían y los pequeños pasarían a depender de un organismo norteamericano. Por eso es posible que los hayas visto en celdas o jaulas en los informativos. Cuando los detenidos son por fin liberados, pueden tardar semanas en reunirse con sus hijos, porque el sistema se asfixia en burocracia.

Aunque Trump se retractó de la aplicación de la normativa por la presión política y social (hay quien lo calificó como "tortura" e incluso como "Holocausto"), más de 2.300 niños (según los datos de los medios estadounidenses) fueron separados de sus padres en ese intervalo, y gran parte de las familias aún no se han reunido.

La tragedia humana e institucional ha conmovido a la opinión pública internacional, y en este sentido 'Coco' se ha alzado como un pequeño icono combativo, y como una película perfecta para acercarse al drama de la inmigración, presente no solo por la polémica en Estados Unidos, también por los refugiados que buscan cobijo en los países europeos. 'Coco' es un ejemplo ideal de cómo la cultura popular convierte lo local en universal, y de cómo hasta la peli más improbable puede ser un símbolo político para muchos.

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