Coronavirus: el fenómeno viral de 2020

Madrid, Valencia, Sevilla, Tenerife y Barcelona. Para una gira de Estopa pero son los casos confirmados de coronavirus en España, una epidemia sólo comparable a la de cuentas de Twitter del Covid-19 surgidas en las últimas horas. Las consecuencias no son ninguna broma, Plácido Domingo ha cancelado todos sus conciertos para evitar aglomeraciones y varios toreros han mostrado su preocupación en los programas matinales.

Nos encontramos con diferentes maneras de reaccionar a esta amenaza: por un lado adolescentes avisando de que la tasa de mortalidad del Covid-19 no es mayor a la de la gripe y llamándonos idiotas por mostrar alarma, aunque la economía se vaya a pique, vayan a cancelar unos Juegos Olímpicos y haya 100 millones de chinos en cuarentena. Por otro lado están los que acuden al supermercado disfrazados de Walter White a encerrarse en casa con todas las reservas de Pringles a esperar el apocalipsis y salir a la calle en plan Soy Leyenda.

El coronavirus está siendo también caldo de cultivo de conspiraciones: una dice que esto lo ha organizado el gobierno chino para mermar el tamaño de su población. Si eso fuese así, ¿por qué pangolín en lugar de carne mechá u otros platos de la subdesarrollada gastronomía sevillana? Otra muy extendida cuenta que el virus lo ha introducido Estados Unidos para fastidiar a su rival en la guerra comercial. Tiene lógica pero es muy sofisticado para el estilo americano, ellos son más de napalm, lanzallamas y tenientes haciendo bullying a los soldados en las barracas.

El fatalismo es como las mascarillas, vende bien y nos impide hacer análisis sosegados como este: el coronavirus ha venido para quedarse, nos va a hacer daño social y económico y va a afectar más a los países pobres que a los prósperos y desarrollados. Sólo un dato: 1600 infectados en Corea del Sur, ninguno en Corea del Norte.

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