Liopardo
Dios y los gays, la verdad
Dios y los gays, la verdad
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¡ Feliz Día del Orgullo 2017! Os preguntaréis, ¿cómo es posible que Dios nos felicite el día del Orgullo Gay! Precisamente quiero aclararos unos conceptos, porque aquí hay un mal entendido. No es cierto como dice mi Iglesia que yo esté en contra de los gays, no en vano me llevé doce tíos al huerto. Si os fijáis, también hice a los ángeles con mucha pluma, y el arco iris, símbolo gay, es el Arco del Señor, el mismo que hice aparecer como señal de mi alianza con la humanidad después del asuntillo ese del diluvio. ¿Cómo voy a estar en contra de las personas gays si yo mismo os hice así? Seguro que ahora muchos estáis diciendo: Sí, vale, pero la Biblia no dice eso. Os doy la razón, en la Biblia establecí la pena de muerte para los homosexuales: Levítico 20:13: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron: ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre” Y no lo dije una vez, qué va, no paraba de insistir con el tema. Por ejemplo, en Deuteronomio 23:17: “No haya ramera entre las hijas de Israel, ni haya sodomita entre los hijos de Israel” A las lesbianas ni las nombraba, eran “invisibles”, ya sabéis que la Biblia se ocupa del varón, no en vano fue escrita por hombres. En el Nuevo Testamento la cosa no mejoró, y por ejemplo, San Pablo, el verdadero fundador del cristianismo, decía cositas como esta en sus cartas: Corintios 6:9: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” Sí, nos tiramos toda la Biblia condenando a los homosexuales. En Sodoma los describimos como una panda de violadores a los que el pobre Lot tuvo que ofrecerles su hija a cambio de que no forzaran a sus huéspedes. Y ya sabéis lo que hice con Sodoma y los sodomitas, los destruí con una lluvia de fuego. En el libro de los Jueces la Biblia cuenta una historia similar sobre un grupo de benjaminitas a los que otro buen hombre tiene que ofrecer su mujer para que no abusen de un desconocido al que acababa de dar cobijo. Son historias muy edificantes, pero ya os digo que no reflejan lo que pienso. ¡Que la Biblia no la escribí yo! Se la encargué a unos tipos que resultaron ser unos machistas, racistas, xenófobos y homófobos de cuidado. Hoy lo llamáis “Palabra de Dios”.
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