En ocasiones, veo vaginas
Tras siglos de falocracia, la vagina busca su lugar en el arte
Probablemente, donde el arte contemporáneo ve vaginas, nuestros abuelos no habrían visto nada de nada.
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No son metáforas sutiles, sin arriesgadas y casi explícitas, pero mantienen todavía todo el poder de la metáfora: masturbar un libro, como si las páginas fueran los labios vaginales, o hacer lo mismo con un pomelo y hacerle llegar al clímax cuando salta su zumo.
Después de siglos de falocracia, la vagina busca su lugar en el arte, y no solamente lo hace como representación gráfica, sino que suele aparecer en pleno acto de masturbación.
Las creadores de arte contemporáneo se apoyan en multitud de metáforas para visibilizar el sexo femenino: la vulva y su placer.
La cantante afrodescendiente, Janelle Monáe, dedica su último videoclip (Pink) a la mujer, y utiliza unos pantalones en forma de vulva que son capaces de “dar a luz” a su elenco.
Además, todo el videoclip está repleto de otras imágenes donde la vagina es el elemento principal: ostras, donuts y faldas acampanadas…
Deborah Brown inauguró su exposición de arte contemporáneo, con piñatas en forma de vagina y, como parte de su performance, habría que atizarlas con un bate con forma de falo, como denuncia de la barbarie del macho y la fertilidad de la hembra.
La creadora instragramer, Stephanie Sarley, ha sido censurada varias veces en redes sociales por mostrar pornografía construida desde simples frutas, generalmente cítricos.
Corta un limón en dos, y le masturba, parece una vagina, sin duda, y al llegar al clímax el líquido cítrico baña la cámara.
Y hay más, hemos contado hasta 10 formas de ilustrar una vagina utilizando elementos artísticos. Como un libro, un monedero, un pan, una tienda de campaña...
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