FABRICAN 200.000 JUGUETES SEXUALES MASCULINOS AL AÑO
Entramos en la mayor fábrica de vaginas enlatadas de Europa
En un polígono situado en Dos Hermanas (Sevilla) se fabrican más de 200.000 juguetes sexuales masculinos al año. Es la sede europea de la multinacional Fleshlight, líder de un sector que no para de crecer. Su objetivo: otorgar cada día mayor realismo y prestaciones al invento de un policía: una especie de linterna forrada de un material que se asemeja a la piel humana.
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El policía de Texas nunca imaginó que se haría millonario masturbándose.
No está mal como relato corto. Pero vamos a ampliarlo: el señor Shubin vivía junto a su mujer en una casa de Austin. Se les presupone una vida modesta y, probablemente, cierto carácter conservador.
Ella se queda embarazada y, en una de las visitas del matrimonio al ginecólogo, les dan dos noticias, una buena y otra mala. La primera, esperan gemelas. La segunda, se trata de un embarazo de alto riesgo, por lo que ella deberá guardar reposo absoluto durante toda la gestación.
El policía acaba de saber que será padre por partida doble y que no podrá mantener relaciones con su pareja durante los próximos meses. “¿Y ahora qué?”, se pregunta en lo que su ingenio comienza a funcionar.
En el sótano, templo de la creación norteamericana, trata de inventar un objeto que le procure una vida sexual rica para este tiempo de castidad conyugal. Un onanismo mejorado y realista, un dildo masculino. “¿Existen dildos masculinos? Se pregunta mientras sostiene una linterna, elemento que le da la pista de por dónde pueden ir los tiros.
Pasa el tiempo y el agente ha logrado satisfacer sus necesidades y convertirse en el inventor de las vaginas enlatadas. El policía, que ya no es policía, es un multimillonario cuya fortuna no deja de crecer.
Hoy es el dueño de Fleshlight, multinacional con sede en Texas y líder de un sector, el de los masturbadores masculinos, en constante ascenso. Patentó una especie cilindro, exactamente como una linterna, que está forrado por dentro de un material (secreto) que se asemeja a la piel humana. Hoy oferta una amplia gama de productos que parten de ese prototipo creado por él.
Entramos en su fábrica, en Sevilla
Ahora estamos en Sevilla, en la localidad de Dos Hermanas, donde Fleshlight tiene su planta europea, una fábrica de la que salen más de 2.000 vaginas diarias, cerca de medio millón al año. No eligieron la ubicación por una cuestión logística, sino porque a su mujer le gustaban los caballos.
“También el clima y la gente de aquí”, amplía Juan Ziena, el ingeniero informático que dirige la fábrica. Tenía un trabajo fijo hasta que un día un amigo le presentó al matrimonio Schubin.
Fueron a cenar y le propusieron hacerse cargo de la nueva planta. “Yo no sabía que existía Fleshlight. Me quedé con la boca abierta cuando me contaron a qué se dedicaban. Pretendían que dejara mi empleo fijo para entrar en el sector de los juguetes sexuales”.
Finalmente, tras comprobar que la propuesta era firme y que Fleshlight era una empresa no sólo real sino muy potente, decidió echarles una mano. Le invitaron a Estados Unidos para que aprendiera el sistema de producción. “Enseguida descubrí el volumen de productos, su liderazgo… acepté poner en marcha la planta europea desde cero. No puedo estar más satisfecho con el cambio”.
Han pasado siete años y la producción sigue creciendo, muy por encima de la media de empresas. Solo en 2016, se facturaron desde este centro de producción 12 millones de euros. Esto a pesar de que la sede española se levantó en plena crisis. Venden en todo Centro Europa y en países como Turquía, Rusia e Israel. Ojo, un 10% se queda en España. Curiosamente, sus meses más fuertes son los de octubre, noviembre y diciembre. El pasado año, batieron récords en Navidad.
Desde fuera, la fábrica parece otro no lugar de polígono. No tienen un cartel en el exterior porque el 100% de sus productos se venden a través de internet. Dentro, la imagen de las vaginas amontonadas o en la cadena de montaje es apabullante. Ha venido un mensajero y se le van a salir los ojos de la sorpresa. A mí, que ya sabía lo que iba a encontrarme, también.
Actualmente, 31 trabajadores se encargan de que el producto cumpla los objetivos de calidad y de número. “No se necesita una formación específica, no más que en cualquier otra fábrica”, me cuenta Juan. Sí que no tengan problemas a la hora de trabajar con juguetes sexuales. La mayoría, lo lleva a gala y vive acostumbrado a las bromas de su entorno sobre su trabajo.
“Tampoco en Dos Hermanas o en Sevilla hemos tenido problema. En todo caso con algunas entidades privadas, como bancos y aseguradoras, que no querían vincularse a Fleshlight por el tipo de producto que vendemos. Pero luego, cuando vieron el éxito y las cifras, esos mismos han venido a tocar a nuestras puertas. También ha sucedido con algunos medios de comunicación, les echaba para atrás… pero aquí ha estado hasta The New York Times”. También se hicieron echo del éxito de esta empresa desde 'laSexta Noche':
Me muestran sus grandes éxitos: los moldes de la anatomía interna de algunas actrices porno como Stoya, Jenna Haze…. (“todavía no hay ninguna española”, señala Ziena), los modelos con vibración, de orificios más grandes y más pequeños y otros que emulan el sexo anal, bocas… “Tenemos también el Fleshjack para el público homosexual”.
Entre los más modernos y demandados, destaca uno con un dispositivo que se conecta al ordenador para que el aparatito se mueva solo, sin ayuda de la mano. Igualmente, ofrecen la posibilidad de conectarte en remoto al dildo de tu pareja, para recibir la misma señal de movimiento que ella en caso de que esté a distancia.
“Otra utilidad es la sincronización con películas. El dispositivo reacciona en función de lo que sucede en la pantalla. Está teniendo un éxito tremendo, nos hemos quedado sin stock. Ese es ahora nuestro objetivo, llegar cada día a mayores cotas de realismo”.
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