EL FILM EVOCA A 'EL CLUB DE LOS CINCO' PARA CAPTAR A LOS MILLENNIALS
Estos son los nuevos Power Rangers o cómo Hollywood trafica con la nostalgia
La última víctima de la fiebre del reboot de la industria del cine ha llegado a las pantallas de todo el mundo, tratando de inyectar sangre nueva a una franquicia televisiva adorada por niños y adolescentes de los 90. Analizamos si el lavado de cara es un ejercicio de reciclado más o si, por el contrario, consigue superar el fantasma de la nostalgia para erigirse como un renacimiento con elementos originales.
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Vivimos en una época de explotación de elementos del pasado. Cada vez más presente, la nostalgia surge desde el aficionado como un elemento de confort que le lleva a tiempos que en la cabeza siempre lucen más bonitos de lo que fueron, cuando nuestro cerebro filtra lo que no molaba de aquellos.
En el cine, parecen haberse dado cuenta. No hay más que ver el revival ochentero del año pasado. Pero más que explotar cine que despierta sentimientos de melancolía, Hollywood parece desesperado por conseguir derechos de propiedades ya establecidas para exhumarlas, renovarlas y vender de nuevo al público en forma de franquicias.
Póngale un megapresupuesto como atractivo y una proyección internacional que no deje a ningún país al que aún le pueda sonar la marca de turno. El problema es que la reserva de clásicos para reflotar está comenzando a acabarse y eso se percibe en los movimientos casi arbitrarios de algunos estudios
Las productoras gastan dinerales en cualquier proyecto que tenga incluso un débil reflejo de reconocimiento de 'branding' y han empezado a tirar billetes al aire en cualquier idea que pueda ser recuperada.
¿Una película sobre los dibujos animados de ‘Jen y los Hologramas’? Venga. Y ahora pasamos a interior de la sala de reuniones de Lionsgate. Discusión entre CEOS. ‘¿Por qué no hacemos uno de aquella serie de superhéroes adolescentes y monstruos gigantes que utilizaba metraje de la original japonesa? Vale, pero, ¿no es un remake de un remake? Exacto.’
Y todo bien.
El resultado es una versión que sigue paso por paso el camino de otras adaptaciones de juguetes, dibujos animados y series de los 80. Casi casi como ‘Transformers’ o ‘Tortugas Ninja’. Grandes presupuestos, efectos especiales, protagonistas adolescentes y 'look' metalizado, cambiando los colores vivos de la original por tonos cobrizos, dorados y agrietados.
¿Y Power Rangers?
Es en ese punto en el que ‘Power Rangers’ se aleja de su original con más virulencia. La composición de colores, los trajes kitsch y los zooms locos que dan esa esencia carnavalera al producto verdadero se sustituye por mayor gravedad, armaduras con detalles de diseño que tratan de crear un aspecto orgánico y definitivamente menos vivaracho.
Un cambio algo cobarde y, sobre todo, una opción aburrida y monocorde, que afortunadamente es el único detalle que lleva el material original a peor. El resto de modificaciones tratan de alcanzar al público millenial modelando un producto que, pese a tener una vocación más seria y un tono ligeramente más grave, es plenamente consciente de su condición de cine juvenil puro.
Por ello, resulta estimulante que se hayan trabajado los personajes dibujando sus perfiles a través de estereotipos de tradición Hughesiana. Es decir, si en la película estos chavales no tuvieran poderes, la cosa sería una puesta al día de ‘El club de los cinco’.
Eso sí, el ticket hacia el nuevo target de público pasa por la inevitable inclusión de hits lánguidos de música pop, o los tópicos temas de hip hop con tintes macarras que si te despistas, te hacen pensar que se ha colado una escena de acción de la última de ‘Ninja Turtles’.
Afortunadamente, entre cortes de Kayne West y destrozos de ‘Stand by Me’, se encuentran Social Distorsion y unos segundos de la canción de los Power Rangers original que dura tan poco en pantalla que cualquiera diría que se han acojonado, por si quedaba demasiado cutre. Cosas de reboots.
Sin embargo, no se cortan en utilizar pistas de música de sintetizador que parece un préstamo del tema principal de ‘Stranger Things’. Al final, el gazpacho musical crea estados de ánimo según el momento, pero en el conjunto da la impresión de una esquizofrenia tonal paralela a las intenciones de la película, que no acaba de encontrar un asiento fijo entre las obligaciones con el material original, la factura post Michael Bay y el tono de casi terror que tiene a veces.
Y es que por lo menos, algo que hace bien es concretar un villano exagerado pero no histriónico, tenebroso y oscuro, las facciones de Elisabeth Banks le sientan de maravilla y Rita Repulsa es uno de los grandes aciertos de la operación. Como obra de orígenes de manual, reserva la aparición de sus héroes para el espectacular clímax final y el resto de la aventura no se resiente de ello, ya que si hay algo que no funciona nada mal, como comentaba antes, es el conjunto de personajes.
Y no solo porque sean jóvenes, con energía y conflictos emocionales y románticos perfectamente disfrutables por sí mismos, sino porque además, hay humor. Humor gamberro, humor idiota en ocasiones y absurdo en otras. Y eso es uno de los puntos a favor que elevan este reseteo sobre la serie que alegraba las meriendas de un par de generaciones.
Nada original, nada que sorprenda demasiado, pero nada que desentone o que haga farragosas sus dos horas. ‘Power Rangers’ alcanza un equilibrio entre lo viejo y lo nuevo y lo envuelve en producto que puede generar un universo propio de secuelas con sello de aprobación geek.
Es cine adolescente manufacturado y embuchado, con los ojos puestos en el momento del fantástico actual, en el que los monstruos gigantes por una parte y los superhéroes por otra, tejen el manto de entretenimiento comercial de esta década.
¿Por qué no entonces mezclar ambos mundos en una sola película? Quizá por ello los resultados no son un dechado de originalidad, pero no se puede decir que estos ‘Power Rangers’ no sean un producto coyuntural y de su tiempo, lo cual reduce la incidencia del factor nostalgia, claro, pero lo convierte en firme candidato a envejecer de forma acelerada.
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