ha encontrado una nueva vida en el mundo del cómic
De estrella Emo a autor de series de superhéroes, el giro en la carrera del creador de ‘Umbrella Academy’
Gerard Way, el líder de la banda 'My Chemical Romance', ha pasado de ser una estrella adolescente a un autor consolidado en la industria. Como Rob Zombie en el cine, ha encontrado una nueva vida en el mundo del cómic, pero ya su estética con el grupo apuntaba detalles que se materializaron en el cómic en el que se basa la serie de moda de superhéroes.
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A unos meses de terminar el último año de esta década, comienza a reivindicarse brevemente cierta nostalgia de la primera decena de años del siglo XXI, por lo que muchos empiezan a mirar hacia algunos fenómenos de aquella era con cierto cariño.
El movimiento EMO fue uno de las piezas claves para entender esos años y lo que antes era algo rebelde y representativo de la juventud, hoy es prácticamente un recuerdo.
Lo curioso es que la tendencia cultural más predominante actualmente, el cómic book de superhéroes en formato audiovisual, se ha empezado a consumir de una forma que los jóvenes emos de los 2000 no lograrían imaginar, con series emitidas directamente en streaming, que pueden consumirse del tirón en un día.
Uno de esos proyectos, que está moviendo opiniones en redes, es la adaptación de ‘Umbrella Academy’, una novela gráfica escrita por uno de los héroes de aquella era, Gerard Way, el cantante de My Chemical Romance, una banda que redefinió la etiqueta de Emo.
Y es que el Emo ha tenido muchas caras. Surgió como un estilo de post-hardcore del movimiento punk mediados de la década de 1980 en Washington, DC, donde fue conocido como hardcore emocional o emocore.
Algunas de las primeras bandas en hacerlo fueron Rites of Spring y Embrace. Finalizando los 90, el punk-rock se diversificó en muchas ramas melódicas y la prensa musical empezó a otorgar la etiqueta a algunos grupos indies, de punk pero con gafas de pasta, con más relación con el power pop, a los que se les empezó a poner la etiqueta de Emos, aunque no tuvieran que ver con el sonido emocore. Saves the Day, Jimmy Eat World o, sobre todo The Get Up Kids fueron alguna de esas bandas que reivindicaban el segundo disco de Weezer y el pop depresivo de The Cure.
Pronto el movimiento se cruzó con con hardcore melódico de nuevo y dio lugar a una nueva clase comercial más basada en la estética que en una música estrictamente reconocible.
De Rufio a Avril Lavigne o Tokio Hotel, hubo un montón de ejemplos que iban y venían. A los fanáticos de la música o de su estética —una evolución más colorista de la gótica— se les llamaba "emo kids" y las primeras redes sociales (Fotolog y Myspace) estaban llenas de los primeros selfies con flequillos para un lado, piercings en el labio y ojos maquillados con extra de negro.
Todos ellos encontraron, eso sí, a un grupo que realmente representaba lo que significaba para ellos su música. My Chemical Romance. Y como todas las grandes bandas, tenía un frontman a la altura. Gerard Way.
Way, un adolescente nacido en Nueva Jersey, trabajaba en una tienda de cómics, y quedó prendado por los tebeos de DC y la obra del escritor Grant Morrison, algo que logró imprimir en la estética y filosofía de la banda. Tras cuatro discos y un álbum en solitario, Way se dedicaría exclusivamente a los cómics.
El movimiento de Way en los cómics puede tener que ver con sus batallas contra las drogas y el alcohol, pero lo cierto que muchos de los mayores momentos de la banda ya apuntaban a lo que iba a lograr más adelante. Desde su estética uniformada en su álbum conceptual ‘The Black Parade’ a su participación en la banda sonora de la película ‘Watchmen’, una de las primeras adaptaciones de héroes que examinaban el género de forma adulta y transversal a Marvel.
El último guiño al mundo del cómic lo hicieron cuando se transmutaron en una especie de Vengadores de cine serie B, en el disco ‘Danger days: the true lives of the Fabulous Killjoys’.
Con la narrativa de su álbum conceptual y las historias que narraba el disco, Way se embarcó en la adaptación de una de sus canciones al cómic, del mismo nombre que el disco y en ese momento, empezó a desarrollar de nuevo su talento como contador de historias que, sin hacer mucho ruido, había ido desarrollando al mismo tiempo que su carrera musical.
Su trabajo posterior en DC empezó en la saga ‘Doom Patrol’, del que había sido un gran fan desde adolescente. Curiosamente, esa misma colección es ahora un spin off de la serie ‘Titans’ del universo DC, que también ha conocido una adaptación este mismo año.
Pero ‘Umbrella Academy’, su proyecto más personal, nació entre tiempos muertos de giras interminables, como forma de aprovechar el tiempo, no volverse loco y tratar de no hundirse en las drogas y el alcohol. A lo tonto, ‘Umbrella Academy’, una especie de X-Men alternativo, que da la vuelta a muchos de los tópicos del género, ganó dos de los mayores premios de la industria del cómic, el Eisner y el Harvey, algo que le enorgullece más que los Grammys que consiguió con su banda, porque, de alguna manera, lo hizo sin el apoyo de una gran discográfica.
Ahora, las tres series limitadas, dibujadas por el brasileño Gabriel Bá han llegado a la plataforma de contenido internacional de moda y está consiguiendo críticas excelentes, consolidando su valía como creador, muy alejada de su faceta de cantante llorón y excesivo que dejó su periodo en My Chemical Romance, pero no de creador musical, ya que es él mismo, quién si no, el que se ha encargado de grabar algunos temas para la serie.
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