@BECARIA_
Gente que trata a los perros como niños tontos
Becaria critica a esos dueños de perros que los infantilizan, disfrazan y tratan como si fueran niños.
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Si bien es cierto que los perros son mejores que la mayoría de las personas, queda patente con quienes los tratan como si fueran niños en la primera etapa de la vida cuando son dependientes 100%; niños tontos, si me apuras, y los adornan como objetos decorativos, cosificados como un árbol de Navidad el 24 de diciembre de cada año. Casi nadie tiene un perro para darle una vida mejor, sino para mejorar la suya usando a otro ser vivo a su antojo.
La infantilización de los chuchos
La terrorífica infantilización de la especie canina se aprecia en la calle y en las tiendas de atrezzo perruno, que se confunden con chiringuitos de chucherías. Tratar a un perro como a un niño es síntoma de no estar bien de la cabeza y de sufrir grandes vacíos emocionales llenados con el amor que aporta una mascota, pero egoístamente edulcorado a su manera, sin tener presente que un perro es un perro, que los vecinos eligen al alcalde y que, si hay algún problema importante, se debe acudir a un psicólogo en vez de tratar a ese bello animal de cuatro patas como si fuera un humano imbécil.
La sexualización de los perros
El evidente machismo y sexismo que imperan en la sociedad se traslada también a los perros y a las perras, con perdón. Cuando un perro es macho, se le viste con abrigos de colores identificados como masculinos y collar a juego, y cuando el perro es hembra, el despliegue de su vestimenta se multiplica por diez mil en estampados de color rosa, corazones, ositos y lazos. Los lazos son el adorno estrella de la imbecilidad trasladada a la pobre perra sin voz ni voto, generalmente de raza pequeña, tipo yorkshire terrier, de aparente fragilidad y de ladrido ciertamente insolente. A un pastor alemán hembra nunca lo veremos con una diadema, lazo o clip en el pelo, porque se comería a su dueña de un bocado. Sí, digo dueña porque son mujeres quienes acostumbran a diferenciar el sexo de sus mascotas con accesorios, como si no fuera suficientemente evidente al ver por detrás su sexo femenino o de perro con sus bolas haciendo campana casi rozando el suelo.
Perro en carrito de bebé, el sumun de la imbecilidad
El egoísmo del ser humano con el perro no se frena en el ridículo de la indumentaria y la estética. ¿Qué dirían los perros al respecto si hablaran? Como solo ladran, no lo podemos saber. Ah, vaya, claro, que son perros. Al no contar con su opinión ni parecer, muchas personas, generalmente gente mayor y por su propia comodidad, pasean a sus perros pequeños sanos en carritos de bebé, pero específicamente diseñados para los peludos de cuatro patas. Animales al servicio de los superiores humanos, la especie más desarrollada de la Tierra.
Hablar a los perros como a niños estúpidos
Otra señal de que una persona necesita ayuda psicológica urgentemente es que se dirija a su perro con voz infantiloide y expresiones maternales tipo "No se ladra, que te castiga mamá en la cocina" —oída a una señora en un bar con un perro igual que Pecas de Esperanza Aguirre en un carrito—. Tu perro solo necesita comida y buenos tratos.
Lo que equipara a todos los perros es que absolutamente todos cagan igual, pero no todos los dueños se dignan a recoger sus boñigas con su correspondiente bolsita, y ahí ya entran en juego los cuponeros y loteros gracias a esa otra especie retardada que, movida por la superstición tras aplastar una caca de perro ajeno con el pie, se tira a los juegos de azar confiando en que le tocará el premio millonario del día. Siempre sale mal, pero un negocio redondo por igual.
Al final, los perros reciben un trato reflejo de cómo son sus dueños.
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