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La reina Sofía incluso llegó a imitar al rey Juan Carlos

El gusano en la nariz y otras campañas antidroga eficaces pero que traumatizaron a los niños españoles

Dibujos animados alucinógenos, jóvenes rockeros contando cómo sus amigos murieron de sobredosis, gusanos que comen cerebros y la Reina Sofía emulando los consejos de Nancy Reagan. Así aterrorizaban a los más pequeños las campañas de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción.

-Gusano saliendo de la nariz

Gusano saliendo de la narizFAD

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Las campañas antidroga siempre han sido un campo de pruebas perfecto para publicistas y creativos, puesto que su mensaje sencillo les permite una gran elasticidad cinematográfica, tratando de lograr epatar con una idea, generalmente buscando cierto impacto. Durante la oleada de la heroína en España, sus estragos se hicieron palpables en todo tipo de estratos sociales, pero la extensión fue tal, que el problema llegó a franjas de edad más pequeñas. Adolescentes cocainómanos, pánico satánico relacionado y un cada vez mayor impacto en las familias acomodadas. No era raro levantarse alguna mañana y enterarse que el hijo de algún conocido había muerto por sobredosis la noche anterior.

Por ello, en las campañas contra la droga se empezaron a hacer más comunes en la televisión pública. Muchas veces completamente erradas en su mensaje. En los ochenta el mejor arma que se les ocurría era alertar sobre posibles extraños que te daban droga gratis. Esa mentalidad ingenua de que a los niños se les ofrecía en la puerta de los colegios llevó a un pánico absurdo, y dieron lugar a spots de concienciación que hacían el problema de la paranoia aún mayor.

En este de 1985, se veía todo desde perspectiva subjetiva, al más puro estilo del inicio de la película ‘Halloween’, y la voz del camello era poco menos que la de Mefistófeles infernal ofreciendo un pacto por nuestra alma. El plano de los vestuarios de gimnasio con los niños cambiándose mostraba el lugar más improbable para un camello para regalar droga y conectaba más bien con el miedo a los ‘hombres de los caramelos’ y los pederastas.

Sobre esa misma idea, se pasó un grupo de pequeñas entrevistas bajo el lema ‘¿Y tú qué opinas?’ en las que algunos jóvenes aparecían tratando de convencer del efecto nocivo de las drogas, supuestamente bajo el conocimiento de la experiencia. Entre estos clips, esta niña llamada Carolina dejaba impactados a la mitad de los padres de España, haciendo creer que sus hijos pequeños que estaban jugando con ‘Masters del Universo’ también podían caer. No ayudaba que Carolina pareciera haber rodado la entrevista bajo los efectos de ácido lisérgico o el éxtasis.

Más impresionante fue la reunión de algunos de los clásicos del pop español de la época haciéndose un ‘We Are the World’ entre los que nos encontrábamos a Coque Malla, Javier Andreu, de La Frontera, Rafa Sánchez, de La Unión, Carlos Segarra, de Los rebeldes, Mercedes Ferrer cantando para la campaña ‘Engánchate a la vida’, la primera de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD). Contaba con un estribillo que decía ‘Hay un caballo que al pasar por tu vida, la hierba no vuelve a crecer’. Muy cachondos los rockeros de los ochenta. Solo faltaba Antonio Vega cantando también. Ojo a las telúricas confesiones finales con Pablo Carbonell.

Como la reunión de colegas no hizo mucho efecto, la FAD sacó la artillería pesada. Las agujas fueron perdiendo fuelle y la entrada de la cocaína en España durante los ochenta hizo que drogarse se dejara de ver tan mal. Esnifar era más limpio, no había que quemar cucharas ni usar gomas, por ello se popularizó de tal forma que incluso se vendían estuches para llevarla.

Los tabiques de platino eran la última moda entre la farándula y el pueblo llano empezaba a participar. En el año 92, media España asistió horrorizada al anuncio que dejaría traumatizada a una generación. Un gusano grimoso se metía por la nariz de un joven como si acabara de esnifar una raya de cocaína. Una voz señala que sus efectos pueden ser peores de lo que parece y acababa con el mítico ‘Ten cerebro, pasa de la coca’.

Sus efectos fueron bastante efectivos, sobre todo en muchos niños, incapaces de olvidar aquel sonido crujiente. Más dirigido a estos, una tarde de sábado de 1992, la reina Sofía presentaba 'Dibujos animados al rescate', un crossover a lo ‘Ready Player One’, con muchos cartoons famosos unidos para sacar a un adolescente de la droga que estaba bastante lleno de imágenes perturbadoras.

Un especie de demonio del porro, visiones lisérgicas pesadillescas y la transformación del muchacho en una especie de zombie echo polvo traumatizaron al resto de infantes que hubieran podido evitar el gusano. La reina Doña Sofía, emulaba el papel de Nancy Reagan en EE UU, célebre por sus mensajes para la lucha contra la droga, y, para ello, se metió en la piel de Juan Carlos I, y sus discursos navideños. Le faltó poco para empezar con un ‘Me llena de orgullo y satisfacción’. La reina incidía en la prevención, el ocio sano y el diálogo familiar, la pobre.

La evolución de estos anuncios fue variando conforme la FAD medía su capacidad de impacto y las costumbres de consumo iban evolucionando. Se siguió incidiendo en la capacidad de opción del adolescente, de las compañías tóxicas y el ‘Di no a las drogas’ tradicional. Pero la llegada de los estupefacientes de diseño y las pastillas de laboratorio, en plena era de la ruta del bakalao hizo reaccionar a la Fundación, insistiendo de nuevo en el poder de la imagen.

Sin apenas diálogo, su anuncio de 1999 mostraba una partida de Pac-Man en la que lo que se iba comiendo el comecocos eran pastillas, de tal forma que al acabar, se mostraba que en realidad el escenario era un cerebro, ahora hueco. Quizá más efectivo que traumático, su música tecno asociaba en 30 segundos el consumo con el ambiente disco.

El nuevo milenio ha hecho perder ese halo oscuro a este tipo de anuncios, pero no su capacidad para resultar perturbadores. Puede que el spot mejor rodado y más cinematográfico fuera ‘Bad Night’. Siguiendo la moda ‘Grindhouse’ de los tráilers falsos de películas de terror, Alex de la Iglesia condensó un mal viaje en 30 segundos apoyado en el poder expresionista de su mujer, Carolina Bang y el actor Javier Botet, que hacía su papel de monstruo habitual tras su aparición en ‘Rec’.

La idea funcionó al hacer creer que había una nueva película titulada así, pero pistas como ‘Estreno el próximo fin de semana’, o ‘Esta noche te puede tocar a ti’ destapaban la campaña, que fue uno de los primeros ejemplos de marketing viral realmente efectivos en España.

Pero quizá el más terrorífico, el que mayor capacidad de helarte la sangre tiene, es este pequeño clip con Victor Manuel, en pose chulesca, con el codo apoyado como quien lo posa relajadamente en la barra del bar. El cantante, mirando fijamente a la cámara nos increpa con un sencillo ‘yo conozco por lo menos dos o tres mejores maneras de perder el tiempo’. ¿Nos estás proponiendo algo Víctor?

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