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Hablamos con personas que le dijeron adiós a Facebook: éstas son sus razones

Cada vez son más los usuarios que piensan que la red social por excelencia está en vías de extinción o la abandonan por motivos diversos. Hablamos con gente que ha decidido decirle adiós a Mark Zuckerberg.

-Delete Facebook

Delete FacebookBook Catalog en flickr cc

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“¡Joder! ¡Estoy harto de perder el tiempo en Facebook!”, exclamó mi amigo Santi mientras se levantaba bruscamente de la silla. Llevaba al menos una hora delante de la pantalla, haciendo scroll infinito hacia abajo y mirando una historia tras otra en su muro. Perdiendo el tiempo, como hacemos todos durante varios ratos cada día.

Aquella tarde fue para Santi la gota que colmó el vaso: en ese preciso instante tomó la decisión de abandonar la red social, al menos durante una temporada. Una especie de desintoxicación. “Borré mi perfil y estuve sin Facebook tres semanas”, recuerda. “Pero al poco tiempo me di cuenta de que seguía estando online. ¡Yo quería borrarme y no podía! Por algún motivo, el perfil se reactivó sólo. Utilicé una extensión de Chrome, Social Book Post Manager, para borrar mis publicaciones, fotos, comentarios y etiquetas de los últimos cinco años… Y al poco estaba otra vez dentro”, cuenta.

Y es que salirse de una plataforma como Facebook no es sencillo. “Cuando lo que te vincula a Facebook es una reacción laboral, te das cuenta de que ciertas cuestiones que te conectan con lo que está haciendo la gente de tu gremio pasan por ese canal. Tiendes a pensar que sin esa herramienta vas a estar fuera, y que las oportunidades laborales van a reducirse. En realidad son miedos infundados, pero son muy poderosos”, cuenta Santi.

Adrián Fernández, de 38 años, ha estado usando Facebook ininterrumpidamente durante la última década. “Lo consultaba varias veces al día, pero desde hace meses cada vez encontraba más irrelevante el contenido”, cuenta a Tribus Ocultas. “Para ver algo interesante tenía que tragarme publicaciones que me interesaban poco o nada: bodas de gente que no conozco, los memes fachas de un primo... y en general, el ego de gente con quien trato poco o nada”, cuenta.

”A Facebook le encanta el "casito" y cuando tu actividad decrece, te pide más atención”, explica Adrián. “Pronto surgieron notificaciones del tipo 'tu amigo ha publicado una foto' que nada tienen que ver con mi actividad. Da igual cómo configures las notificaciones. Lo mismo sucede con el timeline: aunque selecciones la vista cronológica, su 'sabio' algoritmo se acaba imponiendo. Al final mantienes el perfil por inercia, por no perder el contenido que has generado durante años y por el cotilleo de saber cómo les va a antiguos amigos o compañeros”, reconoce.

Como muchos otros, Adrián no niega la importancia que ha tenido en su decisión la política de privacidad de la compañía de Mark Zuckerberg. “Sus declaraciones mostrando un absoluto desprecio por los datos que manejan me hicieron pensar 'hasta aquí' y decidir que el tiempo que dedicas a fisgar en Facebook bien vale para otras cosas”, asegura. “Ya sé que todas las redes utilizan nuestros datos, pero puestos a cortar por algún lado, mejor renunciar a las que menos me aportan”.

En la cabeza de Elia, de 31 años, también ronda desde hace tiempo la idea de dejar Facebook. “Por una parte está la falta de seguridad que está demostrando, tanto involuntaria (filtraciones) como voluntaria (venta de datos personales a otras plataformas o a empresas privadas)”, explica.

El otro motivo es más personal.”Tiene que ver con el tiempo que llevo en Facebook y que no encuentro un modo de controlar qué comparto y con quién. Hace unos años era aceptable porque mi círculo de amigos era pequeño. Ahora incluye gente del trabajo, conocidos… Existe una especie de afrenta si no aceptas a alguien en Facebook. La consecuencia es que cada vez me apetece menos compartir cosas allí, hasta el punto de que ni siquiera he contado nada del embarazo ni del nacimiento de mi hija. Al final, si no voy a contar nada, ¿para qué tengo mis datos expuestos?”, se pregunta.

En el caso de Marta, de 32 años, hubo otro factor clave para abandonar Facebook: el odio. “Hay muchísimos haters”, apunta. “En Facebook se aprovecha cualquier cosa para hacer daño y si estás algo expuesta, como es mi caso al trabajar de cara al público en un sector más bien pequeño, acabas un poco tocada”. Sin embargo, pasado un tiempo decidió volver. “Ahora intento que no me afecte tanto”, ríe.

Eduardo Salva es informático. Él apenas tuvo cuenta en Facebook durante un mes antes de darse definitivamente de baja. Nunca volvió. “Es un agujero de mierda”, afirma sin paliativos. “Un escaparate de anunciantes y manipulaciones políticas de todo tipo”. Y añade: “No es normal tener más amigos en Facebook que en la vida real. Está bien tener redes y contactar con gente gracias a las redes sociales, pero no le veo el sentido a darle likes a vídeos de gatitos”, cuenta con sorna.

El controvertido tratamiento de nuestros datos personales ha terminado de convencer a Salva. “La violación de la intimidad y la venta de datos son herramientas de control de la población”, asegura. Al mismo tiempo, como experto advierte que “Facebook tiene graves agujeros en materia de seguridad y ha sido hacheado en multitud de ocasiones”. Es normal, pues, que el número de personas que se planteen abandonarlo no pare de crecer.

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