GUÍA DE REFERENCIAS
La herencia decadente de The Neon Demon, la película más polémica del año
La película más polémica del año fue recibida con abucheos en Cannes, premiada en Sitges y recibida con cierto escepticismo por los que no acaban de entender de qué va este relato de aquelarres modernos, vampirismo de la imagen, sociedades secretas, el poder caníbal del narcisismo y el éxito. Un cóctel avant garde en el que su director, el otrora adorado por ‘Drive’, Nicholas Winding Refn, ha tirado la casa por la ventana vertiendo durante sus dos horas un catálogo inabarcable de referencias, símbolos e influencias ya sean plásticas o de fondo con la frivolidad y la sátira por bandera. Examinemos un puñado de los referentes de esta pesadilla surrealista.
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Suspiria
Es inevitable no acordarse de la obra maestra de Darío Argento cuando las imágenes perfectamente encuadradas e iluminadas de ND se llenan de colores de aguafuerte. Los contrastes ente el azul y rojo, la concepción estética por encima de la historia, el abandono de la coherencia en pos de una comunicación lírica, a través de los sentidos, hace presencia en una historia de brujería, en la que las madres son poderes que no llegamos a ver, pero que dirigen las iras de una agencia de modelos en la que aparece una ingenua y frágil aspirante.
Brian De Palma
La influencia de el giallo sobre De Palma crea convergencias casi inevitables con este proyecto, pero el tema de mujeres fatales, escuelas de modelos, y la fragilidad de maniquís parece sacado de alguna de sus películas, muchas veces protagonizadas por actrices y modelos. Su estilo para rodar el cuerpo femenino, como una versión en movimiento de Helmut Newton, es un tutorial de lo que vemos en ND. Desde sus primeras películas como Murder a la Mod (1968) en la que una actriz se adentraba en una producción arrinconada por asesinatos a Passion (2012), otro neogiallo en el mundo de la moda, De Palma supone una pieza importante de la nueva película de NWR, sin olvidar, claro está los paralelismos de la dulce e introvertida Carrie White y la ingenuidad vulnerable de Jesse.
El ojo deshumanizador
En una época en la que todo lo que ocurre debe pasar a través de un objetivo no está de más repasar dos hitos del demonio de la imagen, de la alteración de la realidad a través de la cámara, el vouyerismo vampírico y la alienación a través de la estética. El primero El fotógrafo del pánico (1960), descubre esa pasión mórbida de la imagen a través de un psicópata que busca captar el miedo puro, en el que Michael Powell trabaja con la curiosidad mórbida del público. Por otra parte, el fotógrafo de ND es una personalidad árida que encaja en la descripción del frío David Hemmings de Blow Up (1966), ambos son capaces de hacernos sentir verdaderamente incómodos durante su sesiones de fotos en la intimidad.
Kenneth Anger
Hablar de cine experimental, de proyecciones de arte y ensayo es reconocer el nombre de Kenneth Anger y su traslación surrealista de los tratados telemáticos de Aleister Crowley, un novelista, pintor, y poeta, que viene a ser como el papa del ocultismo. Su trabajo se identifica con él hasta tal punto que llegó a considerarse su discípulo. Sus trabajos en corto como Inauguration of the Pleasure Dome (1954), describe una serie de rituales esotéricos, realizados por diversas figuras mitológicas y ficticias y en Lucifer Rising (1972) también desplegaba toda una serie de simbologías masónicas que se perpetúan en algunas de las imágenes más icónicas de ND.
Black Swan
Como Suspiria, esta maravilla de Arofnosky transcurría en una escuela de ballet, en la que, como en el mundo de la moda, hay una cacería de la debilidad. Más allá del emplazamiento y del odio calcado del personaje de Mila Kunis, la vulnerabilidad inicial del personaje de Natalie Portman se iba transformando en una obsesión que la consumía y la transformaba en un cisne negro, como el personaje de Fanning cuando el demonio de neón la posee. Además, una gran colección de hallazgos visuales de la primera se han escurrido en los storyboards de NWR.
Kubrick
Sí, es uno de los directores más influyentes de la historia, pero a algunos se les nota más que a otros. A NWR se le nota tanto que directamente utiliza una idea para los títulos de crédito muy similar a los de La naranja mecánica (1971), enlazando con el primer plano de la película con un plano fijo y cerrado que se va abriendo lentamente, con un acompañamiento musical de la misma manera en la que el Korova Bar era explorado por la cámara de Kubrick. Además, en las escenas en las que la protagonista presencia un extraño rito bondage, en una fiesta que parece ser muy privada, es una referencia directa a la reunión secreta de Eyes Wide Shut (1999). Por supuesto, el estilo simétrico del El resplandor (1980) y esa cualidad clínica de los planos son herencia directa del maestro estadounidense.
Mudholland Drive
El cine de David Lynch siempre ha sido una referencia constante para decodificar los proyectos menos lineales de NWR, pero con su última película ha creado su propia versión de Mudholland Drive (2001). La joven e insegura chica rubia tratando de entrar en el purgatorio de un Los Angeles podrido hasta la médula, el tratamiento onírico de la historia, apuntes de uso de color que parecen especulares en ambos filmes… son detalles poco casuales que las emparentan y hasta ayudan a comprenderlas mejor en una sesión doble back to back.
La cara oculta de la farándula
Desde Sunset Boulevard (1950) a Las amargas lágrimas de Petra von Kant (1972), la pintura de las consecuencias de la vida entre bambalinas ha irradiado decadencia, carencias emocionales y destinos aciagos. ND tiene bastante de esas texturas pero su referente más claro es El Valle de la muñecas (1967), que NWR puso a su reparto antes del rodaje. Tres estrella corrompidas por el star bussiness terminan nadando entre locura y pastillas. La más reciente Starry Eyes (2014) era una historia muy similar, con una actriz novicia en L.A. que trata de hacerse un hueco a través de siniestros castings, similares a los planteados en ND, viene a plantear que ese mundo está conducido por cultos oscuros que reclaman tu alma a cambio del éxito.
Carmillas con estilo
Hacia el final de Neon Demon, las modelos que temían a Jesse acaban mostrándose como vampiras modernas. Las últimas imágenes, especialmente, suponen una orgía trash cercana a los desvaríos sádico eróticos de Jean Rollin y Jess Franco, que basaban sus historias de vampiras lesbianas en el mito de la amante de ultratumba creada por Sheridan Le Fanu. Pero más que aquellos, NWF parece hacerle un guiño a la belga El rojo en los labios (1971), cuyo erotismo lésbico venía acompañado por estética art decó y toneladas de clase que recogió Tony Scott en los 80 con su igualmente artie El Ansia (1983). Los no muertos glamurosos e iconos de la moda con sed de sangre han encontrado una nueva heredera.
Surrealismo místico
El cine experimental de los setenta y primeros ochenta tiene muchos referentes pero ninguno tan alocado y trascendental como el de Alejandro Jorodowsky. Amigo personal y mentor del NWR, sus primeras películas absorbían el surrealismo del arte para proponer una experiencia audiovisual simbólica, basada en misticismo mágico, con atmósfera de sueño decadente y sensual, imágenes duplicadas, simetrías invertidas que tiene su correspondencia en las geometrías eléctricas y composiciones de los planos de ND. Otros cineastas con cimientos inescrutables como Andrzej Zulawski le acompañan en su dibujo de lo extraño, así como ottro enfant terrible, Ken Russell, utilizaba el sexo como provocación en contraste con coloridos paisajes propios de un cuadro de Dalí. Ambos autores influyen en las decisiones del director, pero hay trabajos como La montaña sagrada(1974) de Jorodowsky o el corto Nessun Dorma de Russell para la película Aria (1987) a los que ND parece escribir una carta de amor nada velada.
Las modelos y el terror: Los Bava en Italia
Sin Mario Bava no hay giallo y sin giallo no hay slasher. Una temática muy habitual son los asesinos de modelos y en Seis mujeres para el asesino (1960) el maestro planteaba un cluedo alrededor de la muerte de una musa de a moda de alto standing, desplegando una irreal paleta de colores que daban una atmósfera claustrofóbica más centrada en el estilo que en el rutinario misterio de los Krimi que imitaba. Algo de lo que tomaron buena nota Argento y su propio hijo Lamberto, que en su Crímenes en portada (1987) planteaba un giallo moderno mucho más centrado en los elementos de explotación y desnudos, pero sin desatender el cuidado estético de sus asesinatos y además, con Sabrina Salerno rondando por ahí.
Las modelos y el terror 2: Norteamérica
Los peligros del mundo de las modelos se asocian con las pulsiones sexuales de asesinos reprimidos también en los ángeles, de ahí que las chicas de revista de The Centerfold Girls (1974) tengan problemas con el moralista ejecutor de belleza. Aunque donde encontramos referencias estéticas paralelas es en las macabras sesiones de fotos de Los ojos de Laura Mars (1978) cuyo guión de John Carpenter establecía lazo de unión inseparables entre el mundo de los maniquiés y el horror. También la odisea polanskiana de la protagonista de La centinela (1977), cuya ansiedad no se sabe si está más causada por vivir encima de una puerta del infierno o por la presión del neurótico mundo de la moda de Nueva York. O la odisea de cirugía plástica, literal, de Looker (1981) que establecía un espeluznante futuro casi digital de actrices y modelos hechos con tecnología 3D.
La condesa Sangrienta
El propio Refn ha comentado que la historia de la asesina en serie Elizabeth Báthory le ha servido de inspiración para la historia. La mujer que tomaba baños de sangre para mantener la juventud se ha asociado al cine vampírico y a los rituales de brujería, y en ND hay ambas cosas. Hay una gran tradición de adaptaciones e inspiraciones de la historia real en el cine, y es imposible no asociar algunas de ellas con los momentos finales de la película. A nivel plástico, es difícil no pensar en La Condesa Drácula (1971) de Peter Sasdy y sus eróticas duchas de sangre, también los baños de hemoglobina de la asesina en los Cuentos Inmorales (1974) de Walerian Borowczyk , por poner dos ejemplos, pero puede que NWR también ha echado un ojo a nuestra Ceremonia Sangrienta (1973) y muy seguramente haya visto la escena más salvaje de Hostel II (2007).
Los monstruos de Warhol
El binomio Sangre para Drácula (1974) y Carne para Frankenstein (1976) dirigido por Paul Morrissey es un glorioso compendio de excesos y locura sin ninguna vergüenza. No por casualidad, un remake de la segunda es un proyecto anhelado del director. Con al belleza del mejor cine gótico italiano (Antonio Margheriti dirigía, no acreditado) su desinhibida mezcla de sangre y sexo consiguió colar como cine euro arthouse añadiendo dosis de líbido a sus referentes literarios. El científico demente interpretado por Udo Kier hace cositas malas con los cadáveres y NWF lo recrea en la escena más polémica de la película. La violencia y la sexualidad unidas de la mano, las personas como objetos, la sangre corriendo por los cuerpos bellos como elemento artístico en sí mismo son el legado de Warhol.
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