Entrevistamos a Lora HaddockSe, creadora de Osé, el masturbador que logra un doble orgasmo en manos libres
La historia que hay detrás del masturbador que fue tildado de inmoral, obsceno, indecente y blasfemo
Se llama Osé y antes de salir a la venta se ha hecho famoso por desafiar la moralidad de los hombres que dirigen la feria de consumo tecnológica más importante del mundo.
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Lora Haddock quería un orgasmo total. La primera vez que consiguió uno, tenía 28 años. Lora había llegado a ese punto estimulando a la vez por fuera y por dentro, es decir, el clítoris y la vagina. No es fácil: al igual que hay millones de mujeres, hay millones de cuerpos.
Si no todos los vestidos le sientan bien a un cuerpo, tampoco todos los masturbadores encajan correctamente. Por ello, el último reto de la tecnología es satisfacer la diversidad. Lora soñó con repetir ese clímax maravilloso no de manera fortuita, como había sucedido la primera vez, sino con una herramienta eficaz que le ayudara a ella —y a más mujeres y personas con vagina— que necesitaran de una doble estimulación.
Por resumir: Lora, acompañada de un equipo de ingenieras de la Universidad de Oregón, estudió, investigó, diseñó y produjo un nuevo juguete de satisfacción sexual que colmaba sus expectativas. El aparato que su compañía, Lora DiCarlo, había creado no solo provocaba el doble orgasmo clitoriano e intravaginal sino que proponía algo más innovador: conseguirlo sin tener que sujetarlo con las manos.
Convencida de que la tecnología que había desarrollado para este aparato, llamado Osé, era revolucionaria, decidió presentarlo al Premio a la Innovación que concede CES, la feria de tecnología de consumo más importante del mundo.
“CES es una inmensa plataforma que señala cuál es el futuro de la tecnología y que inspira mucha más innovación”, explica Lora Haddock a Tribus Ocultas. Cuando inscribió su criaturita, meses antes de que saliera al mercado, la intención de Lora fue “acabar con el estigma que rodea la salud sexual y el placer de las mujeres”.
¿Y qué ocurrió? Que el jurado del premio le dio la razón y Osé ganó en la categoría de robótica y drones de los CES 2019 Innovation Awards. El email que recibieron el 10 de octubre del pasado año era inequívoco: “su producto ha conseguido una alta puntuación según el criterio del jurado, ¡felicidades!”. La alegría de Haddock y su equipo duró 21 días. Un nuevo email de CTA, la empresa organizadora del congreso, les comunicaba que les retiraban el premio por el siguiente motivo: “las inscripciones que CTA considere inmorales, obscenas, indecentes o blasfemas” estarán “descalificadas”.
La lectura es evidente: el placer es indecente. Pero solo el de las mujeres: como señala Lora DiCarlo, en 2018 el CES exhibió muñecas sexuales realistas para hombres y, como en todas sus ediciones, una compañía de producción de pornografía en VR exhibió en la feria sus películas interactivas.
Tampoco el vibrador Osé iba a ser el primer juguete sexual que se exhibiera y que incluso mereciera un premio en el CES: otros ya lo habían conseguido antes. Así que había algo en este cacharro que, como dice Lora, les “aterrorizada”.
“Los problemas con la discriminación de género en el CES son solo un reflejo de los mayores problemas con la diversidad y la inclusión en la industria de la tecnología en general”, opina Haddock.
“La tecnología es muy homogénea en general, así que las mujeres, las personas LGTBQ+ y las no binarias no están representadas”. No era la primera vez que a esta gran feria tecnológica le asaltaba un asunto de estas características: las azafatas ligeras de ropa se siguen usando como reclamo para la venta de productos; y la falta de oradoras en las conferencias de 2017 y 2018 también saltó a los medios.
Es más, solo una compañía fundada por una mujer ha conseguido un premio a la innovación en CES en los últimos cinco años, según la documentación reunida por la compañía de Lora.
Podría haber sido una buena estrategia de marketing para Lora DiCarlo intentar forzar ese marco machista con la irrupción de su masturbador Osé, pero la presidenta de la compañía lo niega. Afirma que ni esperaban ni planificaron lo sucedido.
“La revocación del premio ha sido un golpe duro, pero creemos que nos ha facilitado la oportunidad de elevar el tema y comenzar una conversación más amplia sobre la diversidad y la inclusión en la tecnología”.
Cinco nuevas patentes en el campo de la robótica y la biomimética se han desarrollado para fabricar este masturbador, que saldrá a la venta en el otoño de 2019. “Nada del otro mundo”, dice Ángela Capitán, quien ha sido hasta hace poco la gerente de la tienda de juguetería erótica Sexcoolture, donde no solo vendía lo último en tecnología para la sexualidad sino que también asesoraba de manera personal. Su valoración sobre la capacidad innovadora del Osé no es tan espectacular como la que hace su creadora, debido a que “está todo ya inventado en los últimos años” y los avances “son mínimos”.
Ya existen juguetes que estimulan clítoris y punto G a la vez, así que donde Ángela encuentra más novedad es en su diseño manos libres, donde hay propuestas previas en esa línea, como “los arneses que puedes llevar mientras caminas”. “El único juguete que, bajo mi punto de vista, ha supuesto más revolución hasta el momento ha sido el We Vibe, ese sí que suponía un gran cambio en la forma de usar un vibrador, porque fue ideado para usar en pareja de hombre y mujer”, dice la experta.
No obstante, el debate que ha abierto Lora DiCarlo no es tanto el de la innovación tecnológica sino el del sexismo en el mercado de la tecnología. “Me parece una vergüenza que le hayan retirado el premio por esos motivos, es un paso atrás, o dos, en el camino de la liberación sexual en general”, dice Ángela. Pero en España el mercado es diferente al de Estados Unidos y una polémica así aquí sería impensable.
Para la directora de Sexcoolture es “absurda y exagerada”. En su opinión, se logran mayores avances en innovación tecnológica para la mujer porque “el placer y el orgasmo de la mujer son, a priori, más complicados de alcanzar por la propia anatomía y condiciones de la misma”. Esta empresaria ha recogido, durante su experiencia de años en este mercado, más quejas de hombres que consideran que la juguetería se enfoca demasiado en los objetos con forma vaginal, que de mujeres insatisfechas con la oferta existente.
“Nos hemos reunido y hablado con tantas personas diferentes, incluidos muchos hombres, que nos han apoyado mucho y quieren hacer cambios en la forma en que funciona la industria de la tecnología”, puntualiza Lora Haddock. “Lo que hemos aprendido es que la industria de la tecnología está lista para esa transformación, tan solo necesita que suceda algo disruptivo para que haya un cambio de mentalidad en la gente que cambie las cosas”.
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