NETFLIX JUEGA TAMBIÉN A LA GÜIJA CON ORSON WELLES
El hombre que mató a Don Quijote y otras películas con gafe que nunca se rodaron
La noticia de que Netflix va a terminar de montar la película inacabada de Orson Welles ha coincidido con el anuncio del enésimo intento de Terry Gilliam de terminar su Don Quijote. Lo de rescatar proyectos de cine inacabados no es nuevo, pero puede que estemos ante una nueva tendencia. ¿Resucitarán las películas con gafe?
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Hace un par de semanas, Netflix anunció que va a restaurar y terminar ‘El otro lado del viento’, la película de Orson Welles que quedó inconclusa por problemas de producción y enterrada para siempre con la muerte del director en 1985. Escrita en los 70, ‘El otro lado del viento’ cuenta la historia de un famoso director de cine (John Huston) que prepara su regreso a Hollywood después de haber vivido un largo exilio en Europa.
Como 'El crepúsculo de los dioses' o la propia 'Ciudadano Kane', la película comienza con el cadáver del protagonista, que pierde la vida en un accidente de coche el día de su setenta cumpleaños, y continúa narrando el declive del director y el rodaje de la película con la que pretendía triunfar de nuevo en la industria del cine.
Ahora Netflix quiere aventurarse también en la tierra de los muertos y devolvernos al propio Orson Welles, que estrenará película después de 30 años reposando en un pozo de ‘El recreo de San Cayetano’, la finca malagueña de su amigo Antonio Ordoñez en la que descansan sus cenizas.
Es curioso que la noticia haya coincidido con el anuncio del rodaje de otra película que, como la de Welles, lleva años flotando en el limbo cinematográfico: El Quijote, de Terry GiIlliam. El gafe de este es legendario. Gilliam lleva intentando rodar ‘El hombre que mató a Don Quijote’ casi 20 años, y ahora, después de que las inundaciones, la enfermedad y los problemas de presupuesto arruinaran los anteriores intentos de resurrección de la película (existe un documental, ’Lost in La Mancha’, sobre todos estos infortunios), parece que Terry Gilliam cumplirá por fin su sueño.
Orson Welles, por cierto, también intento rodar sin éxito una película sobre el caballero de la triste figura. En aquella ocasión, fue el español Jesús Franco quien terminó de editarla, aunque con pésimos resultados.
Lo de resucitar películas o acabar proyectos de otros, como vemos, no es solo cosa de Netflix. Steven Spielberg escribió y dirigió en 2001 ‘A.I. Inteligencia Artificial’ a partir de una idea de Stanley Kubrick, y si este hubiera fallecido solo unos días antes, hubiese dejado sin editar 'Eyes Wide Shut' y tal vez ahora Netflix le estaría hincando el diente.
Ni vimos el ‘A.I.’ de Kubrick ni hubiésemos visto su versión de ‘Eyes Wide Shut’. Otro caso es el de ‘Something’s got to give’, la película de George Cukor que frustró la muerte de Marilyn Monroe y que retomó Michael Gordon con Doris Day como protagonista y un título distinto (‘More over, darling’).
Cabe preguntarse, no obstante, si la de Netflix será una resurrección puntual o si, por el contrario, marcará una nueva tendencia dentro del cine que viene.
En otras industrias, como la musical, encontramos algunos ejemplos que apoyarían esto último: los conciertos con el holograma de una estrella muerta como Michael Jackson son los más extremos de este fenómeno. Incluso en el mundo editorial hemos visto cómo David Lagercrantz continuaba la saga ‘Millenium’ iniciada por Stieg Larsson o a Sophie Hannah retomar las aventuras de Hercules Poirot, y eso que el detective había muerto ya en la novela ‘Telón’.
Puede que en el cine pase algo parecido, y que en lugar de los 'remakes' y secuelas que dominan hoy en día la cartelera, se ponga de moda retomar viejos proyectos a medio cocer. Alfred Hitchcock posee toda una filmografía fantasma que Netflix podría invocar con su tablero de güija, y cuando un mal día Woody Allen se muera, quedará en un cajón de su apartamento neoyorkino un montón de guiones inéditos que, tal vez, Amazon no se resista a producir.
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En ‘Los abrazos rotos’, de Pedro Almodovar, el personaje que interpreta Lluís Homar, un director de cine que ha perdido la vista, dice que las películas hay que terminarlas. Lo malo es cuando lo hacen unas manos distintas que las empezaron a darles forma.
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