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SIN ESTRENAR EN ESPAÑA

¿Imaginas que Van Gogh hubiera pintado una película entera fotograma a fotograma?

Los directores Dorota Kobiela y Hugh Welchman han logrado dar vida a un proyecto faraónico: La primera película pintada al óleo de la historia. ‘Loving Vincent’ se ha creado utilizando pinturas para cada uno de los 65000 fotogramas que componen esta función animada que explora la misteriosa muerte de Vincent Van Gogh.

-'Loving Vincent', la película realizada a base de cuadros de Van Gogh y que narra su vida

'Loving Vincent', la película realizada a base de cuadros de Van Gogh y que narra su vida'Loving Vincent', la película realizada a base de cuadros de Van Gogh y que narra su vida

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Imagina el trabajo que debe de llevar crear una película para que su realización dure 7 años. No es tan difícil hacerse a la idea cuando uno se entera de que en ha sido completamente pintada a mano. Toda. En plena era de animación en 3D, software alucinante y CGI fotorealista surge la primera película pintada al óleo. Lo mires desde el ángulo que lo mires es una buena noticia. Aunque sería mejor si fuera una tendencia sólida, es decir, si el cine hubiera llegado a un punto de saturación de formas digitales y píxeles y se volviera a apreciar como un contendor de arte en movimiento en el que también caben los pinceles.

Hay bastantes películas sobre Vincent Van Gogh. Desde ‘El loco del pelo rojo’ a ‘Vincent & Theo’ o la enigmática ‘Van Gogh’ de 1991. Todas dieron su interpretación de la breve y tumultuosa vida del artista, que terminó bruscamente con su suicidio a la edad de 37 años, después de haber completado unas 800 pinturas en el lapso de menos de 10 años. En esas biografías vimos al pintor a través de hechos de su vida y diálogos, pero nunca habíamos visto al hombre a través de su trabajo. Ahora, los lienzos de Van Gogh son el esqueleto sobre el que se cimienta el relato desde sus últimos días en Arles, a su estancia en Auvers-sur-Oise, donde murió en 1890 después de dispararse en el torso.

Esta coproducción polaca-británica cuenta con el Robert Gulaczyk en la piel del artista holandés, y no se limita a ser una simple muestra de cuadros en movimiento, o una exhibición de la técnica que se ha utilizado para convertir arte en cine animado. Hay una historia desarrollada a la manera de ‘Ciudadano Kane’. Un misterio que revisa su suicidio desde múltiples ángulos, con un joven llamado Armand Roulin, que fue objeto de varios retratos del artista, sirviendo como detective y narrador. La intriga es solo un recurso para generar interés en una trama que mantiene el suspense a flote, mientras aparecen fragmentos de las famosas cartas que escribió a su hermano y benefactor Theo.

En su estructura, se esconde un mecanismo que va dejando descubrir al personaje y los momentos vitales que marcaron su obra. Hay suficientes detalles para complacer tanto a los expertos como a los novatos, o a cualquiera que quiera disfrutar viendo su trabajo cobrar vida en la pantalla. Y aunque uno se llega a acostumbrar a la fascinante recreación de sus estampas, ‘Loving Vincent’ logra huir de la monotonía con una planificación variada y una gran variedad de tácticas narrativas, que van desde las escenas retrospectivas hasta otras desde el punto de vista del propio Van Gogh.

Durante el viaje de Roulin vemos la explicación de muchas de las obsesiones y temas de las pinturas en boca de gente que compartió los últimos días con el artista. Un tratante de arte, la familia que alquilaba la posada donde se alojaba Van Gogh, el doctor que le trataba y su hija… cada personaje tiene una opinión divergente de la persona y de lo que le pudo haber pasado, por lo que la película ofrece un retrato bastante complejo de un hombre cuyos actos más inexplicables nunca llegaremos a comprender. Hay algo en la narrativa de sus historias célebres, como el infame incidente de la oreja en Arles, que deja ver también cierta sensación mecánica, como si se hubiera embellecido la historia con el fin es mostrar la obra del pintor de una manera que nunca se había hecho.

Pero, al fin y al cabo, ‘Loving Vincent’ es un hibrido entre el cine y el arte, por lo que en ese sentido, el minucioso trabajo realizado por Kobiela y Welchman para convertir algunos de los lienzos más preciados del artista en escenas animadas es un motivo en sí mismo. El resultado de cuadros como ‘El Café de noche’, ‘Trigal con cuervos’ o ‘Noche estrellada sobre el Ródano’ en movimiento es sublime junto a la adecuada banda sonora. Se nota el trabajo que hay detrás, en el que un equipo de más de cien animadores trabajaron durante años utilizando como molde secuencias de acción en vivo rodadas frente a pantallas verdes. El resultado final es exuberante, lo suficientemente apropiado para servir como un gran homenaje artístico y tremendamente exitoso como una obra que intenta resucitar al pintor a través del legado que dejó detrás.

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