BE WATER
La increíble historia detrás de cómo Venecia consiguió tener agua potable
Venecia está rodeada de más agua que la región de Hoenn. A pesar de eso, conseguir agua potable requiere de más ingeniería que sacar un cubo por la ventana y coger agua de los canales. Este es el sistema con el que Venecia consigue tener agua potable.
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El agua que rodea Venecia tiene un par de problemas: es salada y no es potable. A pesar de tener tanta al alcance, poder transformarla en agua potable requiere de algunos procesos de ingeniería. ¿Cómo se consigue? En tiempos pretéritos, empezaron a cavar de forma muy profunda, para luego dar una capa de arcilla a las paredes excavadas y conseguir que fueran a prueba de agua. Después llenaron esos huecos de arena y piedras en forma de pozo, cubriendo de nuevo las plazas creadas con baldosas que llevaban el agua derramada sobre ella a cada esquina. Desde los tejados se establecieron cañerías para redirigir el agua de lluvia. El resultado es que el líquido quedaba filtrado, generando agua potable en el pozo principal. Hay más de 600 pozos así en toda Venecia.
Esta no es la única gran obra de ingeniería de la ciudad. La existencia de Venecia nació de la necesidad, con varias personas huyendo de invasores en el norte de Italia y refugiándose en un grupúsculo de islas que, contra todo pronóstico, lograron transformar en una ciudad pujante. Por lo pronto, tuvieron que establecer las bases de las islas con largos troncos que permitieran cimentar las construcciones, dado que las islas eran débiles y apenas podían sostener a un humano sin hundirse.
A partir de ahí, tuvieron que encontrar sistemas para construir casas ligeras pero flexibles y resistentes, de tal modo que pudieran vivir en ellas. Se fueron conectando las diferentes islas, se crearon puentes de piedra, se instauró el sistema de agua potable ya descrito y hasta otro sistema de alcantarillado bastante ingenioso. Este aprovechaba las subidas y bajadas del nivel de agua de los canales para entrar en las cañerías de desechos, llevándose sólidos y líquidos según la altura e intercambiando con agua limpia fuera de la zona. Todo ello en respuesta a la peculiar naturaleza de una ciudad con un terreno como ningún otro.
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