MITOS Y LEYENDAS
Lamia, la vampiresa griega que acabó convirtiéndose en un mito clásico de España
Las lamias son unos de los seres mitológicos más conocidos de la cultura popular española, especialmente en el norte del país, pero son pocos los que conocen el origen de este ser tan peculiar con patas de ave, largos cabellos y extraordinaria belleza.
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Si has curioseando alguna vez la mitología local de España, es probable que te hayas cruzado con la leyenda de la Encantada o con las lamias. Estos dos mitos están muy conectados, ya que son variantes de una misma historia que tiene su origen en la Grecia clásica. Lamia era una de las hijas del rey Belo, y su extraordinaria belleza hizo que el mismo dios Zeus se enamorase de ella. Puede que sepas ya que la esposa de Zeus, Hera, tenía cierta tendencia a elaborar terribles planes de venganza contra los y las amantes de su marido, y en el caso de Lamia no se contuvo ni lo más mínimo: asesinó a sus hijos y la condenó a no poder cerrar los ojos nunca, para que tuviera que visualizar su muerte una y otra vez.
Lamia sentía una gran envidia del resto de madres, y es por eso que empezó a comerse a sus hijos, hasta convertirse en todo un mito de terror para los niños en la Grecia clásica. Según contaban las leyendas, mantuvo el aspecto de mujer hermosa de cintura para arriba, pero desarrolló una cola de lagarto como consecuencia de su maldición. Este concepto sería el que serviría como base para que las culturas del norte de España, especialmente la vasca, la cántabra, la asturiana y la gallega, diesen vida a sus lamias, mouras, anjanas o xanas: unas criaturas con torsos de mujeres hermosas pero con colas de pez o patas de ave.
Esas lamias se suelen representar con un peine de oro en sus manos, y la mayoría de leyendas sobre ellas hablan de personas que intentan robarles estos peines, y de los castigos a las que son sometidas por ello. Con esa idea en mente, surgieron las diferentes versiones de la leyenda de la Encantada, que se pueden escuchar en distintos rincones del centro sur de España, desde Alicante hasta Granada, pasando por Madrid o Guadalajara. ¡Todas ellas provienen de una misma amante de Zeus!
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