LAS LETRAS O SU BIOGRAFÍA NO VENDE
Los libreros maldicen el Premio Nobel de Bob Dylan
Noviembre era el mes del Nobel, no diciembre. Los libreros saben que el premio atrae a lectores a las librerías para ojear, leer o comprar la obra del galardonado. Por eso, este año maldicen el nombre de Bob Dylan.
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Un editor sabe que una novela con la faja de nuevo-Premio-Nobel-de-Literatura garantiza que las ventas se multipliquen por cuatro o por diez, dependiendo de quién sea el galardonado o la amplitud de su obra viva en catálogo.
No es lo mismo que el Nobel lo gane Svetlana Aleksándrovna (2015) y se reediten a toda prisa sus títulos casi descatalogados, que el esmoquin se lo ponga Mario Vargas Llosa (2010), con más de una veintena de libros publicados antes de recibir el galardón.
"Lo del Premio Nobel de este año ha sido un guitarreo de la Academia. ¿Bob Dylan? ¿Y quién será el próximo? ¿Woody Allen? Nadie a quien le guste la narrativa va a comprar letras de canciones. Las letras de las canciones son para tararearlas en los conciertos".
Es un librero cabreado, mucho. El mes de noviembre es la antesala de la Navidad. Noviembre es un filón, porque las editoriales estrenan novela de sus superventas de cara al regalo de Nochebuena o de los Reyes Magos.
Sin embargo, noviembre es Premio Nobel y, durante tres semanas, se vende Premio Nobel, sea quien sea -de Mo Yan a Tomas Tranströmer-: por placer, por curiosidad, inquietud o por pura pedantería ('yo lo he leído y tú no').
"No, no estamos enfadados. Estamos apenados. Ya es mala suerte. De Bob Dylan solo hay unos pocos libros publicados. Y siempre que se desvela el Premio Nobel ese autor aparece entre los más vendidos en las librerías. Este año, no", explica Juancho Pons, presidente de la patronal de librerías CEGAL.
Pons recuerda que el Nobel no solo relanza las ventas del libro más reciente del escritor o escritora galardonada, sino que es un acicate para "desempolvar fondo" en las librerías, sobre todo, de las especializadas en narrativa.
"Yo vi en concierto hace 22 años a Dylan en el Festival de Woodstock. Como letrista es buenísimo. Es uno de los grandes músicos vivos. Como aficionado a la música te puede gustar mucho; pero como librero, no", arremete el presidente de CEGAL.
Así, los libreros están apenados (unos), tristes (otros), y cabreados (la mayoría).
"Si quieren premiar a un músico que creen el Premio Nobel de la Música, pero que respeten el de Literatura", afirma el librero consultado al inicio de este reportaje.
(Más que decir, maldice, casi gritándome, cuando le pregunto).
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