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Hablamos con una joven tatuadora de Madrid

“Los tatuajes crean adicción, no conozco a nadie que solo tenga uno”

Hablamos con una joven tatuadora de Madrid que nos explica en qué consiste su trabajo y qué cuestiones hay que tener en cuenta cuando vamos a un estudio para que nos tatúen. El dolor, la sangre y elegir un buen dibujo.

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Orcasitas es un barrio humilde del sur de Madrid. Sin embargo, a este local de tatuajes viene gente de toda la ciudad.

Incluso emigrantes que dejaron España para buscarse la vida en Alemania y Suiza y que cuando regresan para visitar a la familia aprovechan para ir a un local de confianza, en el barrio de siempre, para tatuarse la idea que les rondaba la cabeza.

Sandra Tavira ocupa una de las salas de tatuaje de este local. Trabaja todo el día, y aun cuando sale a las 20:00, se lleva trabajo a casa. “Tengo que hacer bocetos y terminar los diseños que tatuaré mañana”.

Nadie viene aquí a tatuarse por sorpresa. Aquí te pillo y aquí te mato no es una opción cuando te vas a tatuar una idea que te acompañará de por vida.

Sandra, además, hace hincapié en la importancia de buscar un buen sitio.

Tatuajes
Tatuajes | David Navarro / Coveritmedia

Por un lado, el tatuaje duele.

Cuando más maestría tengan los tatuadores, más probable es que no sientas dolor, o que te duela menos.

“A veces creo que soy como una profesora de yoga, porque la respiración es vital para que no duela, si respiras bien, te relajas y te concentras en tu propia respiración, no tiene porqué ser muy doloroso”.

Otra cuestión importante de los locales de tatuaje es la higiene. Sandra cubre de plástico todos los utensilios cada vez que un nuevo cliente entra por la puerta.

No solo la máquina tatuadora, sino todas las mesas e incluso su móvil y el mando a distancia del aire acondicionado.

“Los tatuajes sangran, y ese es un tema muy serio, no podemos permitir ningún riesgo con la salud de los clientes. Si alguien tuviera alguna enfermedad que se transmita por la sangre, la higiene del local de tatuaje debe evitar cualquier contagio”, explica Sandra.

Además, la maestría de los tatuadores también es un punto a tener en cuenta. Porque no hay dos tatuajes iguales, cada artista imprime su estilo en el dibujo, y seleccionar a un estudio de confianza que sepa traducir el dibujo original un reflejo fiel, y estiloso, es una decisión importante. “

Al principio, cuando tatuaba a los clientes, tenía miedo de si les gustaría o no, me daba miedo que no les gustara… También, hay gente más expresiva y otra que solo te dicen que está bien y se van”, recuerda Sandra.

“Los tatuajes crean adicción, no conozco a nadie que solo tenga uno”, finaliza.

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