El corto documental The Last Taboo, dirigido por Chloe White habla sobre este tema
Si una madre renuncia a la custodia de sus hijos, ¿es un monstruo?
Tal vez estamos programados para nacer, crecer y reproducirnos. Solo eso. Salir de un nido y formar otro. Pero lo cierto es que en función de cual sea tu género, se esperará una cosa u otra de ti. Si eres mujer y deseas mandarlo todo a la mierda, incluído tus hijos, la sociedad te etiqueta como “engendro contra-natura”.
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Se empieza ya a superar la idea de que toda mujer debería tener hijos en algún momento de su vida, ya no es una rareza aunque todavía es común algunas caras de asombro cuando se comenta. No quiero tener hijos tiene como respuesta otra pregunta “¿Pero es que no puedes...? Tal vez ahora no, pero en un futuro los tendrás…”.
Aun las mujeres con una carrera profesional mantienen en la retaguardia la mirada escrutadora de quien imagina que no estará completa hasta que no de a luz y sepa lo que es dar una nueva vida al planeta. Ya puedes ser magistrada, ejecutiva o científica. Si no pares, no estás completa, parece.
Una madre que renuncia a sus hijos es un oxímoron
Sin embargo, existe otro fenómeno aún más llamativo que funciona como tabú y del que todavía ni siquiera se habla. Las madres que no quieren la custodia de sus hijos. Algo realmente extraño e inaudito, pero que no nos asombraría si en vez de referirnos a la madre nos fijáramos en el padre. Padres que no quieren la custodia hay muchos, madres que pretendan sería un oxímoron.
En esto todavía no hemos evolucionado nada, y parece ser el último tabú cuando se trata de la relación de igualdad hombre-mujer, un melón que ni siquiera hemos cogido con las manos y que andamos muy lejos de abrir.
Por descontado, lo mejor para los niños y para la sociedad es que todo progenitor comparta la custodia, se implique en la educación y en la crianza y que la ruptura de una pareja no signifique la ruptura de una paternidad o maternidad. Pero esa no es la cuestión, y no es lo que a lo que probablemente se refiera un alto porcentaje de los abandonos de custodia paterna, sino del arrepentimiento de ser padre, de la falta de motivación, la renuncia. ¿Se puede? ¿O solo los padres?
El último tabú
El corto documental The Last Taboo, dirigido por Chloe White habla sobre este tema. Se centra en las vidas de tres mujeres de edades y de entornos distintos, que una vez dieron a luz se dieron cuenta de que habían cometido el gran error de sus vidas. Y a las que no les tembló el pulso para dar un volantazo y reconducir su futuro. Puede ser reprochable, pero es legal.
“Una madre que abandona a sus hijos es un monstruo”. Es la idea que automáticamente se nos presenta en la mente cuando imaginamos el cuadro. Un padre que deja a su familia porque necesita libertad también es reprobable, pero no llega a la categoría de engendro, si acaso de egoísta, de vividor o de inmaduro.
Tal vez lo que llevó a estas mujeres a ceder la custodia de sus hijos a sus ex-parejas no fue inmadurez, sino precisamente lo contrario. En dos de los casos tratados por este documental las mujeres sentían que estaban cumpliendo con su obligación cuando se enamoraron. “¿Quien te va a querer si no es él? No tienes dinero, no eres guapa, no vales para nada, aprovecha y cásate”. Estas palabras las recuerda una de ellas.
Cuando el llanto de tu hijo es una sentencia a cadena perpetua
Cuando escucharon llorar por primera vez a sus hijos no fue la melodía victoriosa que solemos imaginar. Sino una llamada a prisión. “¿De verdad voy a pasar toda mi vida vinculada a este nuevo ser?”, pensó una de ellas.
En el documental se apela a la infancia de ellas. Una judía en un entorno muy conservador, donde el papel de la mujer es tener hijos y callar, en un barrio ortodoxo de Brooklyn. La explicación parece clara, no tuvo opción y fue obligada a pasar una infancia de reprogramación que explotó cuando fue madre.
Sin embargo, esta es la pescadilla que se muerde la cola. ¿Qué pasará con los hijos a los que estas mujeres abandonaron? En el futuro ellos probablemente también figurarán en un documental y alegarán que sus madres les abandonaron “contra-natura” y que por eso ahora solo desean tener una familia y son padres de familias numerosas, y tal vez se afilian a la NRA, y votan al hijo de Trump. O tal vez no.
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