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¿Las mujeres no mueren?

Las mujeres no morimos: solo los hombres blancos protagonizan los obituarios

Los obituarios han acompañado al periodismo desde sus inicios. Desde la Antigua Roma ya se publicaban junto a crónicas de los principales acontecimientos, antes incluso del nacimiento de los periódicos tal y como los conocemos hoy. Al igual que las noticias de actualidad, la muerte encontró su hueco en los diarios como un reflejo más de la vida que los medios se habían propuesto contar. Una vida vida a medias, porque el relato de los difuntos y su homenaje ha estado copado por hombres. ¿El resto de la población no muere? ¿y dónde han quedado las mujeres?

-Diane Arbus

Diane ArbusNY Times Overlooked

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Es posible que los obituarios no sean tan populares como las publicaciones de tus amigos en Facebook, pero eso no les resta importancia como género periodístico. Al fin y al cabo, recogen la vida de personas junto a su trascendencia pública.

Si te das una vuelta por algún periódico, puede que llegues a pensar que fallecen más hombres que mujeres, pero en realidad no es así. O no tan así. En España, por ejemplo, la diferencia entre defunciones femeninas y masculinas, según datos del INE, es de 7.375 personas, esta vez a favor de ellos. Es una distancia pequeña que no justifica el desequilibrio que muestran las necrológicas.

Los medios de comunicación desarrollan una gran labor de socialización. Señalan qué temas son de actualidad; influyen en la opinión pública y marcan muchas de las conversaciones que tenemos cada día. Y al igual que las noticias, los obituarios forman parte de la agenda o de los temas que a un periódico le interesa que sus lectores conozcan. Así que ¿la vida de las mujeres interesa menos?

Como en el resto de ámbitos sociales, las necrológicas reflejan las visiones sobre el género en cada contexto histórico. Y si las desigualdades forman parte de la sociedad, en los obituarios no se va a manifestar algo distinto. La discriminación de género sobrepasa la línea de la vida.

A modo de pequeña biografía, en estas piezas se da forma a las evaluaciones históricas de personalidades públicas. Y eso construye nuestra memoria colectiva como sociedad y nuestras identidades como individuos. Una memoria cimentada en la mitad de la población.

Tradicionalmente, han sido los hombres los que se han desarrollado en el ámbito público, un escenario valorado socialmente frente al doméstico y privado al que han estado relegadas las mujeres.

En consecuencia, las narrativas sobre las mujeres también han estado condicionadas por sus roles de género. Las necrológicas femeninas tienen más probabilidades de identificarse con la familia y tienden a ocupar menos espacio en el periódico. Mientras, las masculinas, suelen ser más extensas y completas, e incluyen los logros socialmente valiosos, extendiéndolos más allá de sus vidas para que sean recordados.

Amisha Padnani y Jessica Bennet, dos periodistas de un medio estadounidense, escribían que desde 1851, su medio ha publicado miles de obituarios: de jefes de estado, cantantes de ópera… y la mayoría narra la vida de los hombres, en su mayoría blancos. Las mujeres habían sido ignoradas una vez más. Para tratar de remediarlo, han iniciado un proyecto en el que recogen las biografías de 15 mujeres notables, y que se irá ampliado para incluir todos aquellos personajes que no fueron reseñados en sus páginas.

Entre las necrológicas recientemente incorporadas se pueden encontrar las de Emily Warren Roebling, quien supervisó la construcción del puente de Brooklyn cuando su marido cayó enfermo; la fotógrafa Diane Arbus o Qui Jin, una poeta feminista conocida como la ‘Juana de Arco’ china.

La igualdad en los obituarios pasaría por que hombres y mujeres ocupasen el mismo espacio en el periódico, además de obtener un enfoque similar a la hora de narrar sus logros. Que lo que se destaque en el caso de las mujeres no sea su belleza, juventud o familia, sino sus contribuciones en relación a sus carreras u otros aspectos de su vida.

Obviamente, la mayor presencia masculina se ha debido también a que habitualmente ellos han ocupado en mayor medida el espacio público, tendencia que continúa hoy en día. Así que hasta que eso cambie, es poco probable que veamos paridad en los obituarios de los diarios. O en los propios medios.

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