LA TRIUNFADORA DE LOS GLOBOS DE ORO
8 musicales para ver antes (o después) de La La Land
La La Land se lo está comiendo todo. Ha sido aclamada por la crítica y arrasado en los Globos de Oro, además de haber sido nominada a más de 100 premios de diferentes organizaciones, con todas las papeletas para llevarse galardones en los BAFTA, A este ritmo, no es difícil adivinar que, probablemente, también dominará los Oscar. Repasemos algunos musicales clásicos para sacar brillo a las gafas de pasta antes de pasar por taquilla este viernes.
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Emma Stone y Ryan Gosling protagonizan el nuevo musical romántico de moda. Sus personajes, Mia Dolan y Sebastian Wilder, son dos ambiciosos artistas cuyas vidas se entrelazan mientras trabajan para conseguir sus sueños. Mia es una aspirante a actriz y Sebastian un talentoso pianista de jazz. De su historia de amor surgen números musicales y momentos de inspiración en los que se apoyan para no darse por vencidos. En la siguiente selección, muchas citadas por el propio director como inspiración, hay romance, secuencias de coreografía geniales, grandes canciones y ciudades icónicas que se convierten en personaje, como Los Ángeles en La La Land.
Sombrero de copa (1935)
Quizás a nivel de historia y guion, la película más recordada de Fred Astaire y Ginger Roberts no sea la más densa de este listado, pero el famoso dúo estaba en su mejor momento y es una delicia de principio a fin. Cuenta el propio director que vio a Stone y Gosling como una respuesta moderna y millenial a la pareja. El elegante vals ‘Cheek to Cheek’ parece una inspiración particular con su etérea y embriagadora suavidad, una pieza recordada, además por su sencilla melodía, una de esas que parece que nos programan al nacer para que en el momento de escucharla nos resulte totalmente familiar.
Un americano en París (1951)
Gene Kelly interpreta a un artista sin blanca que intenta encontrar trabajo en París junto con sus dos amigos, un cantante de cabaret y un pianista de conciertos. Sus ambiciones y alegría de vivir a pesar de las dificultades son similares a las de los protagonistas de La La Land, ambas comparten ese estilo “cuqui” de ropa elegante y vintage, la imagen del amor platónico y también culmina con un largo ballet en un mundo de ensueño, una fantasía en París bajo una melodía de Gershwin. Consiguió seis Óscar de la academia, algo que podría tener en común con La La Land.
Cantando bajo la lluvia (1952)
Si se está hablando de musicales, nunca hay suficiente Gene Kelly, además, tras la triste desaparición de Debbie Reynolds las pasadas navidades no está de más reivindicar la obra maestra de Stanley Donen. Una historia de la historia del cine, cuando empezó a tener sonido y, sobre todo, música, en la que los personajes viven en el mundo de la farándula, como los de La La Land, la cual también adopta sus colores, su secuencia de sueños surrealistas o sus escenarios sonoros. Es una piedra angular del género en el que se han mirado el resto de musicales posteriores. Poner a Gosling en una farola al inicio del número 'A Lovely Night' no es muy sutil, aunque no llueva en L.A.
Melodías de Broadway 1955 (1953)
Si vas a hacer un musical de aires retro y encantadores más te vale tener en cuenta a Fred Astaire, que en esta obra de Vicente Minelli cambia a Ginger para bailar con Cyd Charisse. Y ambos muestran su pose mafiosa en la secuencia de ‘Girl Hunt Ballet’, dentro de un salón de color rosa. Los personajes, Tony Hunter y Gabrielle Gerard, uno un comediante musical que busca reaparecer, y Gaby una bailarina joven, que espera su momento en Hollywood demuestran que este musical es uno de los favoritos de Chazelle, quien sabe que bajo el Technicolor y el baile hay una historia agridulce sobre el envejecimiento y las segundas oportunidades que usa en su propio material. Bueno, eso y el número de ‘Dancing in the Dark’, que parece algo más que una plantilla.
Fellini, ocho y medio, 8½ (1963)
No es estrictamente un musical, pero el cine de Fellini era tan indescriptible y absorbente como cualquiera de ellos y su surrealismo participa en el mismo sentido del abstracto de las piezas musicales del género, quizá por ello inspirara uno de los más famosas obras de Broadway . La primera secuencia onírica, en medio de un atasco lleno de personajes absortos, es citada el primer número de baile de La La Land, ambientado en una típica autopista congestionada de Los Ángeles. Además la película protagonizada por Mastroianni también transcurre dentro del negocio cinematográfico.
Los paraguas de Cherburgo (1964)
La La Land no podría ser lo que es sin este musical francés de Jacques Demy. Su sensibilidad Pop y su colorido deja huella en el aspecto visual de la película de Chazelle. Se pueden ver pistas de ella en el color del vestido principal, los ornamentos de la imagen o la descripción de una ciudad mágica, irreal, un universo artificial que se pone al servicio de los números musicales cuando los personajes lo requieren. Ambos son drama románticos con una textura musical deudora del Jazz. Catherine Deneuve interpretaba a una muchacha separada de su amor por la guerra y su melancolía se transmitía integramente cantando. Una de las obras más genuinas de la Nouvelle Vague.
Las señoritas de Rochefort (1967)
No puede entenderse Los paraguas de Cherburgo sin la siguiente bomba de color de Demy junto a su compositor fetiche Michel Legrand. Los decorados y vestidos claros, azules y rosas de tono pastel en las fachadas y un sentido de la irrealidad potenciado por el movimiento de los actores y las tomas sobresaturadas de luz y fantasía. Un reverso idealista de la anterior, también inspiró a Chazelle, que la proyectó para todo el equipo durante la producción. Las secuencias de baile al aire libre en panorámico, siguen la lógica surreal que invita al optimismo, con las hermanas Devenue invocando a los grandes clásicos de género de la etapa de oro de Hollywood. Y la presencia de Gene Kelly ayuda. En esencia, La La Land tiene el mismo espíritu e intenciones.
New York, New York (1977)
El camino para intentar resucitar el musical de Hollywood, uno original y no un espectáculo de Broadway adaptado como Chicago, tuvo fracasos como los de Coppola y Scorsese, que planeó un psicodrama romántico que se hundió en taquilla y marcó un borrón en la carrera del director injustamente. La misma operación de Damien Chazelle parece que va a conseguir triunfar donde Scorsese fracasó. Un neo-musical, con el nombre de una gran ciudad y una relación accidentada entre una artista femenina y un músico de jazz. El pecado de Scorsese fue no desprenderse del cinismo de los 70, con una relación tóxica entre los protagonistas y plantear un musical en el que no se rompe la barrera de la realidad. Con todo, las similitudes entre ambos proyectos son claras y el momento idóneo para recuperarla.
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