@BECARIA_
Propósitos sexuales de Año Nuevo que vas a seguir sin cumplir
Becaria nos cuenta cuales son algunos de los propósitos sexuales para este Año Nuevo.
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Con los propósitos sexuales de Año Nuevo pasa como con todo, que empiezas enero maquinando proezas a tutiplén, y cuando vas llegando a noviembre te das cuenta de que no has hecho nada más que masturbarte con tus poderosas fantasías y te frustras. En tu cabeza siempre es espectacular, y para de contar. El sexo es un propósito que nunca se cumple lo suficiente, y a veces, con practicarlo de Pascuas a Ramos, ya es un logro como para herniarse colgándote del cuello un par de medallas: una por haber follado y la otra por si la pierdes. No dejes pasar la ocasión de reciclar tus propósitos sexuales de los últimos veinte años, quizás en los próximos 365 días sí se cumplan. Ánimo:
Hacer un trío
Llevas años en pareja dándole la turra a tu mujer para hacer un trío. Ella pasa de ti, pero tú interpretas que le apetece un montón, hasta que te dice que sí por aburrimiento aunque nunca haya sexo entre vosotros dos. Te registras en media docena de páginas de sexo liberal, abres un perfil en Tinder y otro en Twitter con una foto infame desnudos en el avatar. Vas tirando la caña a toda tuitstar declarada bisexual que sube selfies en bragas, pero ninguna te hace caso y le empiezas a hacer guiños a Carmen Lomana, que un día por error te pone un FAV. También pasa de ti pero ganas en visibilidad. La estrategia no termina de funcionar. Quizás la relación necesite una revisión con mayor urgencia que el trío, pero ánimo, pues como diría una taza de autoayuda barata: No hay nada imposible hasta que ves que no es posible.
Leer libros sobre sexualidad
En una remota ocasión te dijeron que leer es bueno, que leas algo que te guste. A ti que nada te llena, decidiste comprarte varios libros sobre sexualidad en general, sexo tántrico, la próstata, la vagina, el clítoris, un manual sobre cómo volver a un hombre loco en la cama, otro sobre cómo ser una diosa del sexo, una novela BDSM, una guía de reflexoterapia sexual y el Kamasutra original. Te das cuenta de que lo que te gusta es practicar sexo más que leer sobre ello, pero ahí tienes tu biblioteca sexual intacta, con un marcapáginas entre las diez primeras páginas de cada libro. Sigues creyendo en que leer esos mamotretos te va a aportar alguna mejoría eróticofestiva y te obligas a, por fin este año, deslizar por ellos tus dedos hasta llegar juntos felizmente hasta el final. Un propósito, más que sexual, de ciencia ficción. Spoiler: El 70% no sirven para nada.
Participar en una orgía
Te has empapado de orgías en tus diez plataformas de porno gratis favoritas y te explotan las entrañas por participar en una. Le propones a tu pareja o amistad de confianza acudir a una fiesta orgiástica en un bar swinger, pero todo sale mal. No alcanzas la erección, no te excitas, la gente no es físicamente como lo que has visto en los videos de Pornhub y huele a choto que tira para atrás, que es un detalle que se pasa por alto cuando disfrutas del sexo a través de una pantalla. Te das cuenta de que no te motiva que otra gente intente tener un acercamiento sexual contigo y te pones celoso si tocan a tu pareja. Decides dejar el rollo de las orgías en tus fantasías y en el navegador de tu PC con 3 GB de caché de páginas XXX, pero sigues creyendo que te apetece y así hasta el año siguiente.
Sexo en un confesionario
Fantaseas mucho con tener encuentros sexuales en sitios sagrados, sin importar la secta religiosa, donde corras el riesgo de que alguien te pille pero sin pillarte, como por ejemplo en un confesionario sin curas ni fieles cerca. O al menos, no muy cerca. Te pone lo sacro, el olor a sacristía, rozar el pecado y el eco dominical de un templo con la nave de los confesionarios vacía. Cada año lo anotas en tus mandamientos íntimos y personales, pero cuando acudes al templo te encuentras estos habitáculos cerrados con llave, con señoras en los bancos rezando, algún monaguillo por los laterales paseando, turistas beatos inoportunos y cámaras apuntando adonde no deben. No pierdes la fe, pero te sientes fuerte y sabes que 2020 será tu año. Y el de la absolución de tus pecados. O la consagración de tu celibato.
Amén.
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