@BECARIA_
Propuestas sexuales que dan la risa
Estas son algunas de las propuestas sexuales más raras y locas que puedes encontrarte.
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Muchas veces nos quejamos de esos tíos que entienden el sexo como un acto consistente en bajarse los pantalones y los calzoncillos, y penetrarte como si fueran un intento de tuneladora de metro sin preocuparse más que por su orgasmo y eyaculación, generalmente precoz, después de unas sacudidas fugaces. En un escalón evolutivo por encima de esta especie tenemos a los que sí se interesan en proponer juegos o calentamientos que han visto en películas porno trasnochadas o atrezzo en sexshops de liquidación y creen que nos gustarán, pero nos dan la risa. Que sirva esto como un toque de atención más que como una humillación. Y aunque esto pueda darse en todo tipo de parejas, aquí me centro en propuestas entre heterosexuales, ¿por ejemplo?:
"Úsame como a una mesa"
¿A quién no le ha pasado conocer a un tipo para un desahogo sexual momentáneo y, sin contar con ello, encontrártelo en la alfombra del salón desnudo y a cuatro patas, y que te diga: "Úsame como a una mesa" o "déjame ser tu lamebotas"? Pues se han dado casos. Aquí el problema no son los gustos sexuales del sujeto en cuestión, que es muy lícito disfrutar de ese rol sexual sumiso, desear ser humillado, lamer pies o que te pongan un collar de perro y te paseen por la habitación, sino que aparezcas alegremente con tus parafilias sin haberlas comunicado antes y sin saber si serán bien recibidas ni compartidas. Resultado: lo más probable es que la sorprendida se parta de risa, se acojone o salga corriendo. Cualquier cosa es más probable que salir corrida.
Unas bolas chinas como regalo
Los hay despistados que te regalan "para jugar juntos" unas bolas chinas. Este cachivache como tal no está mal, pero como tampoco están mal unas mancuernas para trabajar los bíceps o tríceps en la intimidad de tu garaje. En estos tiempos de Satisfyer y juguetes para zarandearte el clítoris a solas y en compañía, alguno se cree innovador aportando a la relación casual unas bolas chinas, ¡unas bolas chinas!, lo primero que pilló al entrar en el centro comercial con luces de neón, cuando su uso es para la ejercitación del suelo pélvico y las paredes vaginales, más que como un artefacto de poner los ojos en blanco y ver las estrellas al correrte. El que te regala unas bolas chinas es el mismo que te lame con ahínco el ombligo como si llegaran ahí las terminaciones nerviosas del clítoris creyendo que así vas a correrte. Suspenso en 1° de Genitalia.
Chocolate y gominolas; el antiplacer
Parece que no, pero estas cosas preconstitucionales aún existen. El chocolate comestible es una cosa anticuada y bochornosa que suelen ofrecer la mayoría de los sexshops como una gran idea para esos precalentamientos sexuales, vendidos generalmente a ingenuos para usar con sus parejas de toda la vida o desconocidas, o para inocentes e inexpertos que buscan algo original para perder la virginidad. Vale más no mirar la fecha de caducidad. Un tío normal nunca compraría chocolate y gominolas vendidas como afrodisíacas, como si fuese a un cumpleaños infantil más que a disfrutar de una noche entera follando, pero se dan casos. La realidad es que estos complementos son pegajosos, no dan ningún morbo y, si el fulano en cuestión se pasa de torpe y lleva sus chucherías más allá de la entrada de tu vagina, puede provocarte una infección inolvidable que será capaz de utilizar para algún poema adulterado en redes sociales.
Juegos de profesiones y roles
Vamos de vuelta al carnaval de nuestra más tierna juventud, pero con leves diferencias. Profesor y alumna, policía y detenida, médico y enferma, putero y prostituta, son algunos de esos juegos de roles habituales y más viejos que las alpargatas de esparto, en los que siempre se vende para la chica la posición sumisa, la subyugada y la humillada. Siempre son tendencia en los sexshops de barrio y online, y grandes superficies comerciales donde lo mismo compras la fruta o los yogures. No digo que no puedan gustarte estos juegos donde tomen el control de tu persona como en un aeropuerto en las bandas magnéticas cuando te pita el cinturón o la droga de la maleta, pero si sus ideas sexuales en la primera cita huelen a sótano cerrado y él va de amo del universo con su cara lánguida y el polo arrugado, imagínate juntos encerrados en una habitación con semejante arsenal de tómbola china; el epicentro del antierotismo.
Hacer un trío con una amiga imaginaria
Un trío puede ser maravilloso, pero según cómo te lo propongan, puede darte más risa que otra cosa. Esta es la fantasía sexual del ciudadano medio para cantar bingo, sobre todo cuando el tío que te lo propone nunca te ha visto desnuda. En estos casos, siempre te quedas con la duda de si esa amiga existe y comparte con él esa afición de hacer tríos a la carta con desconocidas sin ella estando presente para poder opinar, pinchar y cortar, o si es una imaginación suya para tantear tus gustos y ya. Al final, acabas no follando con él, ni en compañía ni a solas, ni con sus seres imaginarios.
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