La trampa del amor romántico
Los psicólogos llaman “trampa del amor romántico” a lo que dicen las canciones de amor (y que es violencia de género)
Según los psicólogos, el cine y la música nos educan desde niños para creer que las relaciones heterosexuales deben fraguarse con impulsividad y que una vez juntos, una pareja debe ser para siempre, comandada por él.
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El amor que venden las canciones de amor es todo menos relativista. Nunca he escuchado una canción que diga: “Si rompemos, sé que lo pasaremos fatal, pero saldremos adelante y seguro que logramos ser felices con otras personas, venga, ¡ánimo!”.
No. Lo que transmite cierta música es, que si tú y yo ya no estamos juntos, lo que hay fuera de nosotros es el puto abismo. Y se disculpan con algunos condicionantes como: sé que soy un energúmeno, pero tu eres “mi niña” y solo tú me das lo que necesito, y a cambio, yo te doy lo que necesitas… protección, cariño y ver que cuando estoy contigo parezco mejor. Pura droga.
No hacía falta que el reggaeton irrumpiera en la música urbana para ilustrarnos que cuando una mujer ha roto una relación y está con otro, lo más probable es que se esté equivocando. La música habla de relaciones eternas donde, en todo lo que pase después, si hay ruptura, hay drama.
La trampa del amor romántico
Esta culminación de ruptura traumática se disfraza de amor y romance y nos dice que, como nos queremos tanto, no somos libres, porque este amor es superior a nosotros y nos dicta sus normas en la voz del hombre. Y ese es el punto álgido al que llegan las relaciones que los psicólogos denominan como “Trampas de amor romántico”, y que son la piedra angular de la violencia de género.
El amor puede ser romántico, pero es una trampa cuando la puerta solo funciona para que la mujer entre y ya no vuelva a salir, como funcionan las ratoneras. Es una cuestión cultural, que según los psicólogos se ha extendido por medio del cine y de la música. Historias donde la mujer debe buscar el amor antes que cualquier otro éxito personal, y que una vez encontrado un hombre, él debe ser el definitivo, el amor es una propiedad, y si te escapas sufrirás.
“No luchar por lo que quieres solo tiene un nombre y se llama perder”
El tema “Lo siento” interpretado en cover por Natalia Lacunza y Damion no pasó desapercibido este año y se ha convertido en una versión que ha eclipsado a la original. Es de esos temas que las peluquerías y los talleres mecánicos añaden a su playlist como música de fondo, y cuando pasa esto es porque ha conseguido integrarse en el ADN de la rutina. Es un éxito con dos millones de descargas en Spotify.
La canción va sobre un chico al que su chica ha dejado por enésima vez, porque la relación parece no funcionar. El chico asume su culpa y reconoce que en esta relación había miedo, incomprensión y falta de comunicación.
Se trata de un tipo de amor cansino en el que ella se ha dicho basta después de intentar reflotar la relación varias veces, y él se pone zalamero para indicarle que aunque ha jugado muy mal sus cartas, la que va es ella y él sin embargo volvería a intentarlo. Con frases a la desesperada como “Si vas a quedarte que sea conmigo. Si vas a correr que sea por el filo”.
Lo interesante de esta versión es que, fue reducida y tiene una duración de casi la mitad que la original, y de esta forma se ha llevado por delante algunas frases de ruptura de amor romántico “de libro”.
Dice la canción “No luchar por lo que quieres solo tiene un nombre y se llama perder”. Pero lo está diciendo él, que quiere convencerle a ella de que esta relación tiene futuro. Aunque reconoce que “Cómo voy a entender lo nuestro, si nunca te entendí ni a ti” o “Nunca hemos sido dos, ya que contando el miedo éramos tres”. Pues oye, a veces bien está lo que bien acaba.
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