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ENTREVISTA CON LA DIPUTADA RITA BOSAHO

Rita Bosaho: "El feminismo blanco debe preguntarse por sus privilegios para que otras podamos formar parte"

Rita Bosaho es la primera diputada mujer y negra en el parlamento español. En su actividad política se dedica a asuntos de igualdad, racismo o sanidad. Hablamos con ella de feminismo y las cuestiones identitarias, temas que se han quedado un poco al margen dentro de la agenda política por la actual coyuntura.

-Rita Bosaho

Rita BosahoGetty Images

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Rita Bosaho (1965, Guinea Ecuatorial) consiguió en 2015 un escaño por Unidos Podemos en el Congreso de los Diputados (fue cabeza de lista de la coalición por Alicante además de activista de diferentes movimientos sociales en aquel territorio) convirtiéndose en la primera diputada mujer y negra. Desde entonces trabaja en temas de igualdad, racismo, sanidad o cooperación internacional.

Bosaho llegó a España de niña (a los 4 años) con su familia huyendo de las condiciones políticas dictatoriales en su país de origen, antigua colonia española. Ha trabajado en el campo sanitario y es licenciada en Historia por la Universidad de Alicante. En España hay un 15% de población inmigrante (con o sin nacionalidad española), pero no esa cifra no se traduce a la representación política.

Suele decirse que una mujer negra es el estereotipo de la persona oprimida.

Sí. A nosotras no nos atraviesa solo la cuestión de género, sino otras cosas como la clase social o la raza, que es una invención, pero otro parámetro discriminatorio más.

Usted ha dicho que España no es blanca.

Es porque España siempre ha tenido una relación muy directa con el norte de África, ha habido una influencia mutua muy grande entre la península y el continente africano, como se muestra en la historiografía y las investigaciones históricas y antropológicas. Y además durante toda la Historia, es una relación que no podemos negar. Es cierto que buena parte de la población es blanca, pero no únicamente: siempre ha habido una fuerte mezcla y fuertes relaciones interculturales.

También suele decirse que España no es un país demasiado racista, pero racismo hay.

Mi percepción es que hay un profundo desconocimiento de la realidad del racismo, que nos afecta a las personas racializadas, en toda la comunidad española. Si alguien sabe del racismo, somos nosotras: en España se podrían articular múltiples espacios donde se podría ver y conocer perfectamente a este tipo de personas y no se está haciendo.

¿Por ejemplo?

A nivel universitario se presenta un desconocimiento profundo de lo que son las realidades de estas comunidades. Las instituciones en sí mismas suelen ser reticentes a los cambios, aunque ya existen organizaciones de gente joven que lucha por el reconocimiento en todas las capas de la sociedad, donde no suele haberlo. El sistema educativo no es una excepción: no tenemos referentes en el criterio curricular, no se nos reconoce.

La palabra del año pasado fue aporofobia, la fobia al pobre. La filósofa Adela Cortina, que la acuñó, señala que muchas veces el racismo se basa también en la pobreza. No es lo mismo un jeque árabe rico en Marbella que un joven marroquí pobre en las calles de Lavapiés.

En efecto, ese es un buen ejemplo. El racismo también tiene que ver con la clase social, y con el género. No es lo mismo un jeque que una persona que viene de los países del Sur y que apenas tiene recursos para sortear todas las fronteras que se colocan en su camino. Son gente que solo quiere huir de las condiciones que crea este neoliberalismo atroz.

¿Cómo solucionar el problema de la inmigración?

A nivel europeo tiene que girar la visión que se tiene, la presión que se está ejerciendo sobre los países del Sur. El funcionamiento de muchos de estos países tiene que ver con cómo se está haciendo la política internacional desde Occidente y Europa. Esta situación obliga a la gente a viajar para ofrecer una vida digna a sus familias. Necesitamos políticas que piensen más en las personas y menos en la economía. Hasta que muchos países no dejen de respirar debajo de las políticas del Fondo Monetario Internacional no va a cambia la situación estructural.

¿Y qué podemos hacer ahora mismo con la gente que llega a nuestras fronteras?

Para eso está el Gobierno, para generar soluciones al problema que se presenta en las fronteras. El tema de los refugiados y migración es responsabilidad de los gobiernos europeos. Insisto en que deben adoptar políticas globales que tengan que ver más con el bienestar de los países que con los intereses económicos.

Hay colectivos, como el de las mujeres gitanas feministas, que se han quejado del olvido por parte del movimiento feminista blanco de clase acomodada.

El feminismo “blanco” debe preguntarse acerca de sus privilegios para que quizás otras que no hemos estado en ese marco podamos formar parte. Trabajar en cuestiones universalizantes está muy bien pero hay que tener en cuenta otras opresiones, otras mujeres que no pertenecen a ese feminismo. Quisiéramos que el feminismo “blanco” lo tuviera en cuenta.

¿Qué le parece la propuesta de la Huelga Feminista del 8 de Marzo?

Es una reivindicación de organizaciones feministas, que no es únicamente de una huelga de cuidados o una huelga de trabajo, es una huelga que recoge todas las reivindicaciones que venimos a haciendo las feministas hace tiempo. Creo que va a ir muy bien, además se está haciendo muchísimo trabajo desde las plataformas, y las mismas organizaciones feministas: queremos que esta huelga sea especial.

Sí que es especial que se plantee desde el prisma feministas, cuando suelen surgir de conflictos laborales.

No se trata de que los hombres nos sustituyan en nuestra actividad ese día, sino de que se visibilice la importancia de la mujer en todos los ámbitos. La cuestión es hacer ver que si nosotras paramos el mundo también se para. El feminismo está en el camino de cambiar las cosas.

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