STEVE JONES PUBLICA SUS MEMORIAS
Los siete pecados capitales del guitarrista de los Sex Pistols
Sin los Sex Pistols no existiría el punk, y sin Steve Jones no existirían los Sex Pistols. Cuarenta años después de su debut, el mítico guitarrista de la banda publica ‘The Lonely Boy’, sus alocadas memorias.
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El próximo 28 de octubre se cumplen 40 años del lanzamiento del primer disco de los Sex Pistols: ‘Never Mind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols’; un álbum que marcó un antes y un después en el movimiento punk británico (para algunos, el punk nació con esta banda) y que incluía temas tan míticos y controvertidos como ‘Anarchy in the UK’ o ‘God Save The Queen’.
Coincidiendo con la efeméride, el mítico guitarrista de los Sex Pistols, Steve Jones, se ha decidido a hacer como sus compañeros de grupo Glen Matlock o John Lydon y contar su historia. Su vida, “una historia de Dickens moderna” según los editores británicos de sus memorias, empieza en los barrios de Hammersmith y Sheperd’s Bush, en la zona oeste de Londres.
Hemos seleccionado los siguiente siete momentos, a modo de sus siete pecados capitales.
1.- Su primera adicción. Steve Jones debutó como estrella del punk con menos de diez años. Me refiero a sus adicciones. Años más tarde, le daría por cosas más duras como la heroína, pero de niño ya cayó rendido a la nicotina, aunque solo fuese a su olor. “Mi abuelo era un cabrón cascarrabias, pero tenía su gracia”, escribe Jones. “Me sentaba en su regazo, soplaba el humo de su cigarro en un trapo que tenía y lo sostenía ante mi cara. Joder, cómo me gustaba el olor de aquellos cigarrillos. Aspirar el humo de aquel trapo es una de las sensaciones mejores y más placenteras que recuerdo. Cuando lo devolvía al cajón yo chillaba. Lo quería a todas horas. Ahora me doy cuenta de que aquel debió ser el comienzo de mi primera adicción”.
2.- Su voyeurismo. Con el sexo tuvo una relación tan intensa como problemática. Sufrió abusos de su padrastro a los 10 años, un pederasta le engañó para que mantuviera sexo con él dejando un rastro de revistas pornográficas, y cuando por fin se acostó con una chica, quedó tan enganchado al sexo que no lograba mantenerse en ningún trabajo fijo porque siempre se estaba masturbando. Además, se hizo voyeur. “El voyeurismo fue una parte importante de mi vida”, confiesa. “Me iba a un callejón, cerca de las vías del tren de Battersea, subía al puente y miraba a la gente follando en sus coches. Me cabreaba tanto que otro tío mojara y yo no que a veces buscaba una piedra de buen tamaño y la arrojaba sobre el capó desde arriba. ¿Te imaginas estar en el coche a punto de correrte y que te caiga una puta roca encima?”.
3.- Su cleptomanía. También le dio por ser ladrón. Robaba coches, motos, altavoces y en una ocasión robó incluso el equipo de música de David Bowie durante un concierto como Ziggy Stardust en el Hammersmith Odeon. “No recuerdo haber sentido remordimiento alguno por robar el equipo de mi ídolo, solo la intensa emoción del momento, sobre todo cuando lo dijeron en las noticias de Capital Radio al día siguiente. Me encantó oírlo. Era mi primer momento de fama, y me gustó”. Después de que le pillaran robando una Lambretta, Jones ingresó en un centro de menores.
4.- Su coqueteo con el imaginario nazi. Los Sex Pistols, como muchos otros grupos de los setenta, usaron símbolos nazis en sus conciertos, principalmente esvásticas, pero Jones no le dio ni le da demasiada importancia. “Es más importante armar barullo que preocuparse de herir los sentimientos de alguien”, escribe.
5.- Su rechazo a Chrissie Hynde. “Soy culpable de no haber tomado en serio a Chrissie Hynde como músico”, reconoce a propósito de la misoginia que era común entre las bandas de punk y rock de los setenta. “Insistía una y otra vez en que quería entrar en una banda y yo le decía: ‘Sí. sí, anda, chúpamela’. Se presentó a pruebas de la mayoría de las nuevas bandas punk que empezaban a formarse, pero la dura realidad era que nadie la quería por ser una chica. Chrissie se rió la última, con la cantidad de exitazos que consiguió con los Pretenders”.
6.- Su reacción a la muerte de Sid Vicious. La muerte de Sid Vicious, cantante de los Sex Pistols, de una sobredosis de heroína en 1979 supuso el fin de la banda, pero a Jones no le afectó demasiado. “Cuando me dijeron que Sid había muerto, no sentí gran cosa”, dice. “Lo cierto es que por entonces no sentía gran cosa en general, así que cuando me llamó el tipo de la Rolling Stone dije lo primero que me vino a la cabeza, que fue: Bueno, al menos ahora venderemos algún disco. (…) Si lo hubiéramos llamado Sid el Bondadoso o el Amable, quizá hubiera tratado de estar a la altura de esa reputación, aunque supongo que no decoraría tantas camisetas hoy”.
7.- Su deseo de formar parte de The Clash. Tras la separación de los Sex Pistols, Steve Jones formó la banda Neurotic Outsiders junto a miembros de Duran Duran y Gun’s Roses, con la que sólo grabó un álbum. Lo que no sabíamos es que quiso formar parte de The Clash, la banda rival de los Sex Pistols. “La verdad, aunque nunca lo mencioné en su día, es que me hubiera encantado entrar en The Clash: parecía más divertido que lo que estaba haciendo por entonces. Supongo que era un poco como cuando de crío me imaginaba la familia perfecta. Con aquellos tíos sentía una cercanía que nunca pude sentir con John”. En la actualidad, el legendario guitarrista vive en la ciudad de Los Ángeles, donde tiene su propio programa de radio, ‘Jonesy’s Jukebox’.
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