COSAS DE EEUU
Un streamer acaba su directo amenazado a punta de pistola
Ahora entendemos por qué hay menos creadores de contenido IRL en Estados Unidos. Spoiler: nadie resultó herido, pero sí muy asustado.
Publicidad
Lo de pillar una cámara y salir a grabar para Twitch lo que sucede en el mundo no es igual de fácil en Ciudad Real que en Miami, y probablemente tampoco igual de interesante. En la ciudad de Florida es donde pasó unos días Arab, un conocido streamer IRL a quien durante una temporada se le han pasado las ganas de hacer cosas In Real Life...
En lo que pretendía ser un amigable intercambio de opiniones con un peatón que se encontró en un parque, ha acabado con una anécdota que por poco no puede contar, o eso dice él. Tras un paseo por el abrasador sol de Miami (envidia por el sol, no por lo que encontró), decidió sentarse en el césped a charlar con un tipo allí tendido.
Como streamer IRL experimentado, coloca sutilmente la cámara para que se vea en el plano tanto su careto como el de su interlocutor, que yace inicialmente tranquilo en el césped. Tras una rara charla de "a qué te dedicas", la conversación fue escalando rápidamente a un momento claramente peligroso.
"¿Tienes marihuana?", "¿Tienes crack?", "¿Qué coño es eso de un vlog de viajes?" son indicativos que deberían haber hecho que Arab levantara el campamento y mirara otra conversación más amable, pero insistió y hasta vaciló un poco al peatón.
"Sí, debería mandarlo todo a la mierda", dice, insinuando en el mismo tono callejero que efectivamente tiene algo de droga (aunque luego diga que es broma). El cachondeo no sienta muy bien al tipo con el que habla, quien le dice: "¿has visto alguna vez a un gangster de verdad, cabronazo?" (Traducción aproximada, es que no es fácil poner en español esa jerga)
Tras eso, el tipo supuestamente saca una pistola y hace que de un fotograma a otro la cara de Arab cambie completamente. Decimos supuestamente porque en el clip que él mismo publica aparece blurreado, suponemos que porque en Twitch debe haber alguna norma que prohíbe enseñar armas, o yo que sé.
"Así veis cómo suben mis pulsaciones de un segundo a otro", relata después del encontronazo el propio Arab, aunque quizá debería tomar nota de no vacilar a extraños de pinta sospechosa por la calle. Por lo menos, ha vivido para contarlo (si es que de verdad era una pipa lo que tenía el colega).
Publicidad