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ENTREVISTA CON JUAN TORRES, AUTOR DE 'LA RENTA BÁSICA'

Todos los partidos han coqueteado con la renta básica

La renta básica está cada vez más sobre el tablero político debido a la amenaza de la automatización y a las crecientes desigualdades sociales. El economista Juan Torres ofrece una aproximación didáctica a un término tan complejo y polémico en su libro ‘La renta básica’, publicado por Deusto.

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Robotización, Inteligencia Artificial, Big Data, plataformas de la mal llamada economía colaborativa, etcétera: estamos inmersos en una Revolución Tecnológica que viene a cambiar el mundo y no siempre para bien. El economista Juan Torres es precavido a la hora de magnificar los efectos de la tecnología, pero afirma que si esa revolución tan notoria se acaba dando como se prevé es importante saber cómo afrontarla.

“Si todo lo demás sigue igual, la tecnología aumenta la productividad pero puede generar paro masivo”, explica, “para que ello no suceda, y como se ha hecho a través de la historia, es necesario reducir las jornadas laborales e implementar políticas económicas que permitan absorber esa producción. Si la gente no puede comprar lo que se produce, las empresas acaban echando a más gente. En los países avanzados se trabaja menos tiempo”.

Ante este panorama se habla más que nunca de la renta básica, por motivos éticos o por miedo a generar grandes masas descontentas y revolucionarias. Otros factores influyen en la popularidad de la propuesta de la renta básica.

“Por ejemplo, influye que las políticas económicas han generado mucho empleo precario y paro, porque se han debilitado las políticas sociales tradicionales, porque la exclusión provocada por la desigualdad es muy grande, etcétera. Si hay falta de ingresos por el trabajo, hay que generarlos de otra manera”, dice el autor.

Juan Torres (Granada, 1954), catedrático de la Universidad de Sevilla, acaba de publicar ‘La renta básica’ (Deusto), un libro en el que trata de explicar con didactismo y claridad un término polisémico y muchas veces confuso para la mayoría.

Porque hay muchos tipos de rentas básicas: la que se da a todo el mundo por el mero hecho de existir, la que se da en función de los ingresos, la que se da a cambio de servicios a la comunidad y otras políticas similares como los complementos salariales a los que ganan poco o el impuesto negativo sobre la renta, que hace que las personas por debajo de un nivel de ingresos no tributen o reciban dinero, entre algunas otras.

Un problema a la hora de juzgar la renta básica es que no hay experiencias reales suficientes para sacar conclusiones y que requiere consideraciones de muy diverso tipo: económicas, pero también políticas, sociales, psicológicas, etc.

La renta básica es una medida defendida por gentes de izquierda, pero no solo, también se la ha enarbolado desde la derecha. ¿Hay una renta básica de izquierdas y otras de derechas?

“Quienes proponen la renta básica universal en los años 80, el colectivo Charles Fourier, dicen en su documento fundacional que a cambio de la renta básica deben desaparecer subsidios sociales como el de desempleo o las pensiones, aunque luego se acabe reculando, porque sería dar la vuelta al Estado del Bienestar, es una medida que comporta ese riesgo”, explica el economista.

En su libro recoge una cronología de la diferentes versiones y precuelas de la idea de la renta básica: desde la Antigua Grecia (Arístides Lisímaco, alias El Justo) hasta las rentas básicas contra la pobreza residual en las décadas tras la Segunda Guerra Mundial, pasando por las propuestas en este sentido de Charles Fourier, Bertrand Russell, Tomás Moro o Thomas Paine. La cosa viene de lejos.

La renta básica, argumentan sus defensores, obligaría a las empresas a subir los salarios más bajos, ayudaría a la creación de empleos a tiempo parcial que se complementarían con la renta básica y aumentaría la demanda, pues los ciudadanos tendrían más dinero para consumir, lo que también ayudaría a crear empleo en las empresas. Los más desfavorecidos tendrían mayor capacidad de negociación para conseguir nuevos derechos y avances sociales. La renta básica también haría estable una hipotética sociedad ‘postrabajo’.

¿Y cómo si financia? ¿Hay dinero para la renta básica? Existen diferentes propuestas que Torres glosa: impuestos sobre la renta de las personas físicas, sobre el consumo, sobre las rentas del capital, sobre el capital inmobiliario, sobre las transacciones financieras, etc.

Se plantean dudas sobre si la población está preparada para entender que se de dinero a todo el mundo por el mero hecho de existir, sobre todo en tiempos en los que se reverencia el esfuerzo individual, el emprendimiento y que cada uno se saque las castañas del fuego como pueda. Hay dos cuestiones interesantes que conviene entender.

Primero, que nadie, contra lo que pregona la derecha neoliberal, es libre si no tiene cubierta sus necesidades básicas. La libertad a palo seco solo beneficia a los más fuertes. “Sin capacidad para realizarte, la libertad es un vacío”, dice Torres, “estamos acostumbrados a utilizar el término de una manera muy vacía”.

Segundo, que la riqueza no la generan solo esos que van en la vanguardia de la economía, los empresarios o los emprendedores, sino que se genera de forma colectiva. “Toda generación de riqueza es contribuyente de una aportación anterior de alguien, por lo tanto, cualquier riqueza que creamos en alguna medida debe al acervo común y así se justifica que haya un reparto de ese acervo”, dice el economista, “se trata de un debate antiguo. Lo difícil es medir eso”.

¿Qué papel está teniendo la izquierda, tensionada por debates internos entre identidad y obrerismo, a la hora de afrontar los retos del futuro, de la tecnología y la automatización? ¿Es el futuro ahora patrimonio de la derecha?

“Desde la llegada del neoliberalismo la izquierda viene sufriendo derrotas, incluso físicas, porque mataron a muchos de los líderes izquierdistas de muchos países. Anthony Giddens decía que la izquierda se había hecho revolucionaria y la izquierda conservadora”.

Hay quien opina que la izquierda sigue con planteamientos del siglo XIX en pleno siglo XXI. “No se da cuenta de que el futuro es digital, de que la automatización está ahí, de que las relaciones laborales van a ser de otro tipo, de que los mecanismos de decisión van a cambiar, de que las clases sociales se han hecho difusas”, explica Torres, “seguir con planteamientos de hace cien años le pasa una factura tremenda.

Todos los partidos han coqueteado con la renta básica. “Ciudadanos aboga por un complemento salarial, el PP la defiende en Andalucía, el PSOE es el primero que habló de renta básica en España y Podemos la ha tocado de muchas maneras. En todas las comunidades autónomas existen rentas mínimas de algún tipo”, afirma Torres.

Es complicado que una renta básica universal se implante de un día para otro, pero la idea va permeando la sociedad. “Es una realidad que se va abriendo paso, se debate, cuando hace algunos años era algo que no era discutible”, concluye Torres.

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