AVE, CHEESAR

Así hacían tarta de queso en el Imperio Romano

Si te gusta el queso y te gusta el Imperio Romano, te encantará saber que en la antigua Roma ya hacían tarta de queso. A día de hoy puedes imitar el proceso de forma muy sencilla, dándole un nuevo giro a uno de los postres más populares de la actualidad.

Tarta de queso.

Tarta de queso.Pixabay

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¿Has pensado hoy ya en el Imperio Romano? Hace ya unos cuantos meses desde que aquel meme estaba en todas nuestras redes sociales, pero en cierta manera sigue vivo. No solo por la gracia, sino por aquellas personas legítimamente interesadas en el devenir del antiguo regente de casi toda Europa. Eso no significa solo centrarse en las legiones, los centuriones, las armas y las batallas, sino mirar de forma sincera a su cultura y costumbres. Mucho se habla de las orgías romanas (al menos en los tebeos de Astérix y Obélix), pero parte importante de esas fiestas era la gastronomía.

No venimos aquí a traeros el menú completo que podría servirse en tales ocasiones, pero sí a imaginarnos uno de esos platos: la tarta de queso. Hoy en día es un postre tremendamente popular que se puede encontrar en casi cualquier restaurante que se precie, pero la sociedad actual no es la primera ni la única en juntar el concepto de tarta y el concepto de queso. En algún momento desde antes de la llegada de Jesucristo hasta finales del siglo V d.C., alguien logró una receta que estamos seguros que encantó por igual a señores y sirvientes.

El nombre del invento en aquel entonces era Libum, y además del queso destacaba por la miel. De hecho, la receta completa constaba de harina, requesón, huevos, hojas de laurel y miel, algo bastante sencillo de recrear hoy en día. El método viene de un antiguo manuscrito en latín que compilaba varias cuestiones culinarias de aquel entonces, así que es bastante verídico. Machaca un poco el requesón, mezcla con la harina y luego échale el huevo. Continúa hasta tener una masa y luego moldéala al gusto. Sitúala sobre una cama de hojas de laurel y hornea de 30 a 40 minutos a 190°C. Después, añade miel al gusto, ¡y listo! Ya tienes una fantástica tarta de queso romana que ofrecer como tributo a los dioses o que disfrutar como postre durante el fin de semana.

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