GAMBERRADAS
Un ayuntamiento de Estados Unidos pide a sus vecinos que dejen de ponerles ojos de broma a las estatuas
Muchos habitantes de la localidad estadounidense de Bend apoyan esta curiosa práctica que se ha vuelto viral mientras que desde el ayuntamiento invitan a que deje de hacerse.
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En Bend, una pintoresca localidad de Oregón, Estados Unidos, un fenómeno curioso ha despertado tanto risas como debates entre sus habitantes. En las últimas semanas, varias estatuas públicas han aparecido decoradas con grandes ojos saltones de plástico, pegados por bromistas desconocidos. Aunque la iniciativa ha encontrado apoyo entre algunos vecinos que la consideran una manera divertida de embellecer el entorno urbano, las autoridades locales no opinan lo mismo.
Desde la cuenta oficial de Instagram de la ciudad, los funcionarios del ayuntamiento han pedido públicamente que cese esta práctica. La razón principal, explican, es que la remoción cuidadosa de estos adhesivos supone un gasto adicional para las arcas municipales y un posible riesgo de daño para las esculturas. "Aunque los ojos saltones colocados en las diversas obras de arte de la ciudad pueden hacerte reír, cuesta dinero quitarlos con cuidado para no dañar las esculturas", señala la publicación en redes sociales.
Las estatuas afectadas, ocho en total, forman parte de una colección de arte público que representa la historia y la identidad cultural de Bend. Estas obras son apreciadas por residentes y visitantes, pero su mantenimiento requiere una atención meticulosa para preservar los materiales originales, como metal, piedra o cerámica. El portavoz municipal, René Mitchell, explicó que los adhesivos utilizados para fijar los ojos saltones pueden causar daños en el revestimiento del metal, un problema que podría resultar costoso de reparar.
El aviso en Instagram desató una ola de comentarios entre los vecinos, reflejando posturas encontradas sobre el tema. Muchos usuarios defendieron la práctica como un gesto inofensivo y creativo que aporta alegría al paisaje urbano. "Los ojos hacen que las estatuas se vean más humanas y divertidas”, comentó un residente. Otro añadió: "En lugar de quitarlos, ¿por qué no convertirlo en una tradición local? ¡Las estatuas con ojos saltones podrían ser el próximo símbolo de Bend".
Sin embargo, otros vecinos mostraron su comprensión ante la posición del ayuntamiento. “Es gracioso, pero entiendo que mantener las esculturas en buen estado es una prioridad. No querría que algo tan bonito se estropee”, escribió una usuaria.
En su comunicado, las autoridades también recordaron que cualquier intervención sobre las esculturas, por pequeña que parezca, puede derivar en problemas de conservación. “Si bien no aprobamos las coronas, los collares de flores y los gorros de Papá Noel, mantengámonos alejados de los adhesivos, los grafitis y todas las cosas que puedan dañar las estatuas”, concluye la publicación en redes.
Aunque este tipo de intervenciones no es nuevo, el caso de Bend pone de relieve un debate más amplio sobre la interacción entre el arte público y las expresiones espontáneas de la comunidad.
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