TIC TAC, TIC WHAT?
El curioso misterio detrás de los supermercados de Reino Unido y sus torres con reloj
Los diseños de un edificio son algo muy importante. No vale construir cualquier cosa, sino que deben encajar en el entorno urbano para o bien no desentonar o bien romper el estilo entendiendo lo que se hace. Sabiendo esto, ¿por qué hay tantos supermercados de Reino Unido con torres de reloj?
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Si te pedimos que imagines el aspecto que tiene un supermercado, lo más probable es que recurras a la imagen del que tengas más cerca en tu barrio. Podemos aventurarnos a adivinar de que se trata de alguna especie de bloque rectangular con cristales y poco más. No suelen tener mucho más misterio, dado que tienden a ser fáciles de construir y, tal y como son, están bien así. Puede haber variantes, por supuesto, aunque estas suelen ser más en emplazamientos fuera de los principales núcleos urbanos. No hay nada especialmente divertido, por así decirlo, ni nada característico.
En Reino Unido, no obstante, eso no es así. Y es que hay un elemento identitario que permite identificar que un edificio es un supermercado, sin importar el aspecto que tenga. Se trata de una torre de reloj, y sus orígenes se remontan a los años 70 del siglo XX. Y es que, más de diez años después de la inauguración del primer supermercado en el país angloparlante, los supermercados necesitaban un revulsivo. Había que construir más, pero eran tan feos que nadie quería. En la zona de Essex era un problema especialmente molesto, dado que necesitaban seguir una guía de estilo urbano para cualquier construcción.
A unos kilómetros de distancia, en otra población, repararon en dos edificios. Uno era una especie de granero, mientras que otro era una torre de reloj. En Essex iban a construir el supermercado justo al lado de la plaza principal, por lo que estos elementos tenían sentido. Lo hicieron así y encontraron el éxito. La fórmula, por tanto, habría sido que en cada zona exploraran las inmediaciones y detectaran qué era lo necesario para encajar. Sin embargo, la lección que aprendieron fue que un supermercado debía tener una torre del reloj. Y, desde entonces, esa práctica se repetía a lo largo de las décadas. Incluso en la actualidad, aunque no es obligatorio, es algo que se espera. La gracia está, eso sí, en que muchos ni dan la hora correcta y ni siquiera funcionan. Estilo antes que sustancia, parece ser.
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