JEROGLÍFICOS
La generación de TikTok descubre los emoticonos de Messenger: así es el vídeo viral que nos ha hecho sentir viejos
Una tiktoker ha descubierto la existencia de los emoticonos de Messenger y su reacción vale su peso en oro.
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Si ya estáis cerca de peinar alguna que otra cana, seguro que os acordáis de Messenger, una de las aplicaciones de mensajería primigenias. Y es que, ¿cómo olvidar los zumbidos, los enrevesados nicknames, los estados con letras de canciones, los emblemáticos emoticonos? Pues aunque nos haga sentir algo viejos, hay una generación entera que desconoce por completo que, algún día, existió algo llamado Messenger.
En las últimas horas se ha hecho muy viral un vídeo de una joven tiktoker que ha descubierto, precisamente, los emoticonos de Messenger. Su reacción ha sido espectacular y no ha dejado a nadie indiferente: haciendo gracias a algunos, dejando con la boca abierta a otros y haciéndonos sentir al resto como si fuéramos ya vestigios de otra época en la que internet era radicalmente diferente a como es hoy en día.
"Acabo de ver lo que las personas usaban antes de usar emojis y me he quedado tiesa. Si esto de verdad lo usaba la gente, eran mucho más listos que nosotros, porque es que necesitas un máster. Yo que sé, el pico tres para hacer el corazón, los dos puntos y el paréntesis para la carita sonriente… eso tiene sentido. Pero de repente dos puntos, un círculo y un paréntesis es un payaso: payaso me quedo yo si tú me mandas eso, Mari Carmen [...] Eso ni el código morse", ha dicho la tiktoker antes de repasar algunos de los otros emoticonos de Messenger.
Aunque nos cueste, eso sí, tenemos que reconocer que esta chica tiene toda la razón del mundo: los emoticonos de aquellos tiempos eran poco menos que jeroglíficos. Y seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros conocíamos todos y cada uno de ellos? Seguramente entre pocos y ninguno. Desde luego, donde estén los actuales emojis que se quiten lo demás. El veredicto en este debate está más que claro: Generación Z 1 - Millenials 0.
El vídeo es, desde luego, una absoluta joya. No solo por la excelente labor de arqueología de la creadora de contenido, sino también por la gracia y el desparpajo con el que lo cuenta todo. Desde aquí, les damos nuestros dieces (otra expresión algo viejuna para aprovechar el momento, que ya que estamos no cuesta nada).
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