TUITS ANTICONCEPTIVOS
Las peores pesadillas de una dependienta de juguetería: el hilo más viral
Llega la campaña de Navidad, y con ella las jugueterías llenas de niños emocionados por escoger sus regalos. Por desgracia, es una época especialmente dura para los profesionales del sector juguetero, que han comentado algunas de sus peores experiencias.
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Los niños no pueden evitar ser niños, pero eso no significa que los adultos no tengan derecho a quejarse en Twitter cuando las lían muy pardas. Cuando, además, no son sus padres los que tienen que aguantar sus liadas, hay todavía más razones para recurrir a las redes y desahogarse de lo lindo. Una dependienta de juguetería ha compartido algunos de los enfrentamientos más grandes que ha tenido que gestionar en su trabajo, y sus experiencias se han vuelto totalmente virales.
Estamos en plena campaña de Navidad, y cualquiera que haya pisado una juguetería en las últimas semanas, o tenga planeado hacerlo pronto, sabrá que estas tiendas pueden volverse un verdadero campo de batalla en estas fechas. No solo por la cantidad de personas que están haciendo sus compras, sino por el enorme cúmulo de niños que se juntan en un espacio, por lo general, bastante pequeño.
Si a eso se le suma que la adrenalina está corriendo a toda velocidad por las venas de esos niños solo con pensar en sus próximos regalos, el caos está servido: gritos, lloros, empujones, carreras a toda velocidad de un rincón a otro de la tienda… Y aunque muchos padres se preocupan de que sus hijos no se emocionen mucho, hay otros que pasan o directamente delegan responsabilidades de su cuidado en los dependientes de las jugueterías.
De esta forma, es más que comprensible que una gran parte del sector que se dedica a estar de cara al público se haya sentido identificada con las historias que se narraban en este hilo viral. La cara dura es un rasgo, por desgracia, cada vez más habitual, y esa típica frase de "El cliente siempre tiene la razón" parece más cuestionable que nunca. Por suerte, siempre quedarán las redes sociales para que estos profesionales puedan, al menos, desahogarse y quedarse un poco más a gusto, después de contar sus penas.
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