¡WOW!
La respuesta épica de una madre al recibir de su hija una foto de una pizza quemada en el horno
Independizarse y enfrentarse a la vida adulta tiene sus retos, y si hay algo que puede salir mal, probablemente sea en la cocina. Thalía, una joven gallega, lo vivió en carne propia y decidió compartirlo en Twitter. Su divertida conversación con su madre tras un fallido intento culinario se ha vuelto viral, te contamos todo lo que pasó.
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Dar el gran paso hacia la independencia es un reto lleno de nuevas experiencias, algunas más complicadas que otras. Uno de los mayores desafíos para quienes deciden vivir solos por primera vez es enfrentarse a la cocina. Aunque todo parece sencillo en teoría, la realidad puede ser diferente, especialmente cuando algo tan aparentemente fácil como calentar una pizza termina en un desastre. Y cuando esto sucede, ¿a quién recurres? Por supuesto, a mamá.
Así lo hizo Thalía (@thaaliiaaaaaa en Twitter/X), quien tras un pequeño accidente culinario decidió compartir en redes sociales una conversación con su madre que ha dado mucho de qué hablar. En su tuit, Thalía adjuntó una captura de pantalla de un chat de WhatsApp donde su madre le preguntaba de manera inocente si ya había comido y había estrenado el horno, intentando averiguar si su hija ya había dado rienda suelta a sus dotes culinarios. Como respuesta, la joven le envió una foto de su desastroso intento: una pizza completamente quemada.
La respuesta de la foto podría haber sido un enfadado ante el desastre que había hecho su hija, pero nada parecido. La madre decidió tomárselo a risa y elaborar una respuesta de lo más épica: "Vaya, calienta bien", refiriéndose a la potencia del horno y jugando, evidentemente, con la ironía y el humor que en casos así no puede faltar.
El tuit, que rápidamente se volvió viral, ha conseguido miles de me gusta y retuits, y seguro que más de uno se ha sentido identificad. ¿A quién no le ha pasado esto alguna vez? Sin duda, este tipo de anécdotas nos recuerdan lo baches que tiene en el día a día la vida adulta. Pero, al menos, siempre nos quedará la capacidad de reírnos de nuestros errores y aprender en el proceso.
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